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¿Una derrota para los Estados Unidos?

San José, 9 de abril (Elmundo.CR) – La reciente decisión del presidente Donald Trump de imponer tarifas sobre productos importados desde China marca un momento crucial en la continua guerra comercial entre ambas naciones. Esta subida de tarifas, que puede alcanzar hasta un sorprendente 104% en una serie de productos chinos, plantea serias preocupaciones sobre el aumento en los precios que enfrentarán los consumidores estadounidenses en un futuro cercano.

El análisis de esta situación sugiere que esta confrontación tiene lugar después de varios años de intentos fallidos por parte de los Estados Unidos para abordar lo que se consideraba un abuso comercial sistemático por parte de China. Muchos expertos han calificado esta maniobra como el «punto de inflexión más grave» que se ha visto hasta ahora en la política arancelaria de Trump, lo que genera inquietudes sobre las posibles repercusiones para la economía estadounidense.

«Países como China, que han optado por aplicar represalias y aumentar el abuso hacia los trabajadores estadounidenses, están cometiendo un grave error», manifestó la secretaria de Withuis, Karoline Leavitt. Sin embargo, la respuesta de China ha sido clara, advirtiendo que está dispuesta a luchar hasta el final, lo que indica que el conflicto no se resolverá en el corto plazo y que podría escalar aún más.

A pesar de que la postura de Trump es considerada por muchos como un movimiento arriesgado, plantea interrogantes sobre si Estados Unidos está verdaderamente preparado para enfrentar la resistencia y retaliación que pueda ofrecer China. «Existen razones políticas, económicas y significativas a nivel global que el presidente XI no puede ignorar», señala el análisis, sugiriendo que hay muchos factores que complican esta dinámica.

La agresividad mostrada por Trump en este contexto es algo sin precedentes en la relación bilateral entre estos dos gigantes económicos, lo que contrasta notablemente con las políticas anteriores de Estados Unidos que buscaban gestionar el ascenso de China de manera más diplomática. Desde la apertura diplomática promovida por el presidente Nixon hasta la posterior incorporación de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC), la estrategia actual de Trump ha sido calificada como «impulsiva e indiscriminada y desprovista de una estrategia coherente».

En medio de esta situación, China ha adoptado una postura confiada, viéndose a sí misma como un imperio en ascenso capaz de superar a Estados Unidos en esta guerra comercial. «Si fueras Xi Jinping en este momento, pensarías: ‘Bueno, en lo concerniente a las estadísticas que me importan, la resiliencia tecnológica y la autosuficiencia, lo estamos haciendo bien'», comenta Lily McElwee, investigadora en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

El impacto económico para los consumidores estadounidenses podría ser significativo, ya que China es el proveedor extranjero que más bienes exporta a los Estados Unidos. El análisis prevé aumentos en los precios de productos esenciales como teléfonos inteligentes, computadoras y juguetes, que son importados en grandes cantidades desde China. Asimismo, China podría contrarrestar estos movimientos perjudicando sectores clave de la economía estadounidense, como las industrias tecnológica y agrícola.

Alex Jacquez, ex asistente especial del presidente Joe Biden, señala que para las pequeñas empresas, especialmente aquellas que dependen de importaciones o suministros provenientes de China, la situación es preocupante. El análisis concluye afirmando que la ausencia de una estrategia clara por parte de Estados Unidos genera una incertidumbre alarmante sobre el desenlace de esta guerra comercial, algo que podría tener implicaciones de largo alcance.