


La historia se desarrolla en los últimos días, cuando un ciudadano estadounidense, conocido como Mykhailo Viktorovych Polyakov, cumplió un objetivo audaz al intentar acceder a una de las islas más enigmáticas del mundo. Su objetivo era claro: llegar a un lugar donde casi nadie se atrevería a llegar, con la intención de llevar a cabo un tipo de oferta en la que el presente y el pasado se entrelazan. Armado con una cámara GoPro y una curiosidad desenfrenada, se aventuró en este área inhóspita, limitado por la naturaleza y el acceso restringido, durante tan solo cinco minutos. En su mano llevaba un coco y una lata de Coca-Cola, un intento de hacer una especie de “ofrenda” antes de que llegaran las autoridades.
Sin embargo, su breve aventura no tendría una extensión mayor.
Influencer, la nueva amenaza. ¿Qué ocurrió con Mykhailo Viktorovych Polyakov, de 24 años? Finalmente fue arrestado, y contemplando las circunstancias de su captura, no se puede evitar pensar que puede haber sido lo mejor que le pudo haber pasado. Su arresto en la isla North Sentinel ha elevado la alerta sobre un fenómeno que va en aumento: la influencia de los creadores de contenido en interacción con pueblos indígenas.
Polyakov fue detenido por las autoridades indias poco después de que desembarcara en la isla con la evidente intención de documentar sus experiencias y tratar de interactuar con la tribu más aislada del mundo, conocida como los Sentineles. Esta comunidad ha rechazado cada intento de contacto externo por décadas y su protección está garantizada por la legislación del gobierno indio.
La isla intocable. North Sentinel, situada en el Océano Índico como parte del archipiélago de Andaman y Nicobar, se ha convertido en una de las últimas áreas del planeta donde la civilización moderna no ha logrado penetrar. Esta tribu, ocupada por los Sentineles durante miles de años, representa una anomalía única en el estudio antropológico y geopolítico, siendo un verdadero relicario del tiempo donde la historia de la humanidad parecehaberse congelado.
Sus habitantes han rechazado sistemáticamente cada intento de contacto, desde las expediciones de descubridores hasta los esfuerzos de ayuda humanitaria. Así, esta isla, que cuenta con una extensión de solo 72 km², se ha transformado en un bastión de resistencia contra el mundo externo.
Más antiguo que las pirámides. Se estima que los Sentineles han habitado la isla al menos desde hace 60,000 años, probablemente como descendientes de los primeros migrantes que salieron de África. Esta larguísima historia los establece como una de las comunidades más antiguas que aún conservan su forma original de vida.
A pesar de que comparten algunas características físicas y ciertos elementos culturales con otras tribus de los Andaman, como los Onde o el Jarawa, los Sentineles han mantenido su aislamiento, lo que ha llevado a que el conocimiento sobre su idioma, costumbres y estructuras sociales sea prácticamente nulo. Su modo de vida se basa en la caza, la pesca y la recolección, en un equilibrio perfecto con un ecosistema que se ha mantenido libre de influencias externas.
Geografía como defensa. La ubicación de North Sentinel proporciona una barrera natural de protección. La isla está rodeada por un amplio arrecife de coral, lo que la hace inaccesible para embarcaciones grandes durante la mayor parte del año, permitiendo el acceso únicamente en botes pequeños en determinadas condiciones. Este aislamiento geográfico ha facilitado su separación del mundo exterior durante mil años.
Además, el devastador tsunami de 2004 elevó parte del terreno de la isla en aproximadamente dos metros, agrandando la barrera coralina y dificultando aún más el acceso. A pesar de la catástrofe, los Sentineles sobrevivieron sin ayuda exterior, reaccionando incluso de manera hostil; dispararon flechas a los helicópteros que sobrevolaron la zona en busca de posibles sobrevivientes.
Hostilidades y resistencia. Desde el primer intento de llegadas en 1880 por el explorador británico Maurice V. Portman, los intentos de exploración o contacto han resultado en fracasos o incluso tragedias. En 1981, el carguero Primrose quedó atrapado en el arrecife y su tripulación fue amenazada por los nativos, obligándolos a esperar un rescate aéreo en condiciones de tensión extrema.
Otros incidentes trágicos, como el asesinato de dos pescadores en 2006 o el caso del misionero norteamericano John Allen Chau en 2018, han reforzado la idea de que los Sentineles están decididos a proteger su territorio de intrusos, mostrando una hostilidad que parece ser tanto consciente como estratégica.
El despertar de la India y la renuncia. Tras la independencia del dominio británico en 1947, India sólo comenzó a tomar medidas por su cuenta hacia finales del siglo XX. En un primer momento, el gobierno trató de establecer contactos con la tribu a través de antropólogos y ONG, pero en los años 80 y 90, estas expediciones se centraron en ofrecer cocos y otros regalos.
Sin embargo, aunque a veces aceptaban los regalos, los Sentineles nunca permitieron interacciones prolongadas ni la presencia constante de extraños. Su respuesta siempre ha sido la misma: una hostilidad casi inmediata al superar ciertos límites. Después de varios fallidos intentos, el gobierno indio decidió suspender los contactos en 1997, estableciendo un perímetro de cinco kilómetros alrededor de la isla que todavía se mantiene hoy, vigilado por la Guardia Costera para proteger su autonomía.
Una acción irresponsable. Este contexto nos ayuda a entender las alarmas que se han despertado con el intento fallido del ciudadano Polyakov. Este individuo, al infringir las normativas, ingresó a una zona prohibida donde se hace ilegal acercarse a los habitantes, principalmente debido al riesgo de contagiar enfermedades externas a una comunidad sin defensas inmunológicas. Durante su breve estancia de cinco minutos, Polyakov portaba una lata de Coca-Cola y un coco, grabando imágenes con su cámara GoPro.
Además, se supo que había estado en la región previamente e intentó acercarse a la isla en una balsa inflable. Tras su arresto, el hombre fue presentado ante las autoridades judiciales y se encuentra bajo investigación por el Ministerio de Investigaciones Penales de India.
La cultura de las redes. Tal como hemos mencionado, Supervivencia Internacional, que ha catalogado a esta tribu como «los pueblos indígenas más aislados del planeta», condenó el incidente, alertando sobre la creciente exposición de los pueblos indígenas ante amenazas tradicionales como minería, explotaciones ilegales o proyectos de infraestructura. Este auge en la búsqueda de fama y seguidores ha llevado a algunos a aventurarse en expediciones que parecen más un turismo de riesgo que un intento de estudio o comprensión cultural.
Al respecto, Jonathan Mazower, portavoz de la organización, ha señalado que existe una creciente fascinación en redes sociales hacia la idea de contactar a comunidades recluidas fuera de la civilización y que esto podría llevar a la “documentación de lo prohibido”. Se teme que el deseo de viralizar contenido pueda resultar en la exposición y propagación de enfermedades comunes, como la gripe o el sarampión, que tendrían efectos devastadores sobre estas poblaciones sin defensas inmunológicas.
Ética de las personas. Adicionalmente, este incidente subraya la importancia crítica de la protección y las directrices que regulan el contacto con comunidades no contactadas. India ha implementado una estrategia alineada con acuerdos que protegen a los pueblos no indígenas y tribales. Aún así, las autoridades han sido criticadas por no aplicar adecuadamente estas normativas, lo que permite que personas como Polyakov accedan a áreas restringidas, ya sea por negligencia o errores en el monitoreo costero.
El caso ha generado un llamado urgente para reforzar medidas legales que mejoren las regulaciones y aumenten las sanciones para aquellos que desatienden las leyes diseñadas para proteger a los pueblos aislados. Más allá de la situación de Polyakov, este incidente revive la memoria de tragedias pasadas, a la vez que pone de manifiesto una nueva dimensión del riesgo: la trivialización de peligro y la invasión cultural, motivadas por la búsqueda insensible de notoriedad a través de redes sociales.
Imagen | Pexels Presente Carrio Caron/Supervivencia de Cristiana International NASA
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