Ciencia y tecnología

Son la última esperanza de un ecosistema al borde del colapso – Al Día cr

Bajo las aguas del Mar Menor, un pequeño ejército acaba de apostarse en una pirámide hecha de ladrillos de barro biodegradables. Son 55.000 ostras planas -Ostrea edulis- nacidas en un criadero del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), que ahora están siendo reconvertidas con la esperanza de filtrar y regenerar un sistema al borde del colapso.

La operación fue realizada por el equipo del IEO y la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) con el apoyo logístico del barco solar de WWF. Es el primer riff experimental. Ostra autóctona del Mar Menor.

Un proyecto profundo. El proyecto se llama RemediOS-2, y no surge de la nada. Su primera fase, RemediOS-1demostró en 2022 que es posible producir semillas de ostras a partir de ejemplares autóctonos del Mar Menor. En sólo cuatro meses, el criadero del IEO en Lo Pagán produjo 60 millones de larvas de sólo 36 reproductores. Ahora la segunda fase se lanza al mar abierto.

La idea es simple pero ambiciosa: las ostras son biofiltros naturales. Una sola ostra puede filtrar de cinco a diez litros de agua al día, eliminando materia orgánica y nutrientes. Los investigadores estiman que un cultivo bien establecido retendría hasta un 20% del nitrógeno que entra a la laguna cada año y que toda la población de ostras sería capaz de filtrar todo el Mar Menor en sólo 23 días.

¿Pero cómo funciona? El arrecife experimental está situado cerca de la Isla del Barón, una de las zonas más sensibles del Mar Menor. Allí estaban anclados 175 bloques de arcilla biodegradable diseñados por la empresa Oyster Heaven. Las larvas se asientan en él y ahora crecen y se alimentan del exceso de nutrientes del agua.

Cada bloque actúa como un “hogar temporal”: el material se descompone lentamente a medida que las ostras se adhieren al fondo, formando su propio arrecife natural. En total, el sistema ocupa unos 12 metros cuadrados de fondo marino, pero representa un experimento clave en restauración ecológica. El seguimiento científico lo realiza la ANSE bajo el liderazgo del IEO-CSIC. Los técnicos analizan la supervivencia, el crecimiento y los niveles de estrés de las ostras. También miden su madurez sexual y la acumulación de contaminantes como bacterias. E. coli o biotoxinas marinas.

Una ayuda adicional. Para supervisar todo este proceso, necesitan aún más manos. Entonces el proyecto también cuenta. con soporte tecnológico de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT). Su investigador, Francisco López Castejón, utilizó un vehículo submarino operado remotamente (ROV) para inspeccionar el arrecife y comprobar cómo esta tecnología puede monitorizar hábitats submarinos donde el buceo es complicado.

Mientras la ciencia y la tecnología trabajan juntas bajo el agua, la siguiente pregunta es inevitable.

¿Por qué ostras en el Mar Menor? Desde hace décadas, este mar sufre la acumulación de nitratos y fosfatos procedentes de la agricultura intensiva. Estos nutrientes alimentan un exceso de fitoplancton, que enturbia el agua y agota el oxígeno, provocando episodios masivos de anoxia y muerte de la fauna.

El objetivo de RemediOS-2, en palabras de la Consejería de Medio Ambiente de la Región de Murciaes que la ostra plana actúa como herramienta de regeneración natural. Su filtración ayuda a reducir la eutrofización y sus cáscaras ricas en carbonato cálcico contribuyen al almacenamiento de carbono, un beneficio añadido ante el cambio climático.

Más allá de la restauración. El proyecto es demasiado un banco de pruebas para una nueva economía azul. Según el programa Pleamar El proyecto tiene como objetivo involucrar al sector pesquero local, organizar espacios marinos para futuros esfuerzos de restauración y demostrar que la acuicultura regenerativa puede ser compatible con la restauración ambiental.

La tercera fase del proyecto realizará estudios genéticos para comprobar si las ostras locales están mejor adaptadas al cambio climático, con el objetivo de producir “semillas” resistentes que puedan reintroducirse tanto en la laguna como en el Mediterráneo.

Previsiones. Por ahora, las ostras siguen creciendo bajo la mirada de investigadores y robots submarinos. Ya se está planificando la tercera parte de RemediOS.

Quizás estas 55.000 ostras por sí solas no puedan salvar el Mar Menor, pero pueden demostrar que la restauración medioambiental puede empezar con un molusco, un puñado de ladrillos biodegradables y una idea sencilla: dejar que la naturaleza se repare a sí misma.

Imagen | OIE

| Los embalses de la cuenca del Segura están en su límite. La pregunta es si las nuevas lluvias podrán salvarlos