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Sellar frascos y crear oportunidades – Al Día cr

Sobre la mesa se apilan de manera ordenada frascos repletos de productos variados: encurtidos recién hechos, mermeladas y pasta de tomate de un color rojo intenso. Cerca de allí, un grupo de mujeres corta en dados con cuidado unas zanahorias de color naranja brillante y muele dientes de ajo mientras otras pelan manzanas; cada uno de ellos se añade a las pilas cada vez más grandes de ingredientes frescos, listos para ser elaborados y envasados en recipientes.

En este distrito de Jabal Saraj, en la provincia nororiental afgana de Parwan, estas mujeres convirtieron la elaboración de mermeladas y encurtidos en su forma de ganarse la vida. La Sra. Hasina y otras 19 mujeres se reúnen aquí periódicamente para pelar, cortar en dados y envasar alimentos para la venta, con lo que se convierten en un apoyo para los medios de vida de sus familias.

En el Afganistán, donde las mujeres tienen opciones de medios de vida limitadas, la agricultura sigue siendo una vía fundamental para ellas. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aprovecha sus conocimientos especializados para ayudar a las mujeres a aprovechar estas oportunidades agrícolas.

“Antes de empezar con esto, éramos amas de casa. Teníamos dificultades económicas y sufríamos estrés emocional. Ahora, este proyecto nos ha demostrado que las mujeres podemos valernos por nosotras mismas”, explica Hasina.

Como parte del proyecto Seguridad alimentaria y de los medios de vida de los hogares, financiado por el Gobierno de Luxemburgo, la FAO ayudó a crear el centro en el que la Sra. Hasina y otras preparan y envasan los productos.

Además del centro, el proyecto también proporcionó equipos y capacitación para que las mujeres pudieran aprender a elaborar y comercializar adecuadamente diversos productos.

Cuando comenzaron a venderlos en los mercados locales, las mujeres empezaron a generar sus propios ingresos. Esto les permitió acceder a artículos de primera necesidad, como alimentos, ropa y derechos de matrícula para sus hijos. Hasina utiliza el dinero para cubrir los gastos escolares de sus cinco hijos, comprar leche y productos para bebés y pagar los costos del transporte.

Movilizar las competencias y el potencial de las mujeres

La Sra. Hasina y las otras mujeres también recibieron orientación y apoyo de mujeres que son movilizadoras sociales y que colaboran estrechamente con ellas. Los movilizadores sociales son mujeres y hombres jóvenes contratados y capacitados por el proyecto Seguridad alimentaria y de los medios de vida de los hogares, que han finalizado recientemente sus estudios de agricultura y están poniendo en práctica sus aprendizajes. Transmiten sus conocimientos en los ámbitos de la educación nutricional, el saneamiento, el cuidado de los niños y el acceso a los servicios públicos a otros miembros de la comunidad.

La Sra. Fazila Sadat, movilizadora social que trabaja con el grupo de la Sra. Hasina, las orienta mediante sesiones prácticas periódicas: desde cómo elaborar de manera inocua cada producto hasta cómo mejorar el envasado y la higiene. Al principio, la Sra. Fazila se reunía con el grupo una o dos veces por semana para impartir capacitación práctica.

A medida que las mujeres adquirieron competencias y confianza, las sesiones pasaron a ser reuniones semanales de control en las que se analizaban los progresos, los mercados y los planes de elaboración a fin de garantizar que lo aprendido se pusiera en práctica.

Además, para ayudar a las mujeres a llegar más allá de los mercados locales, el proyecto creó oportunidades para que exhibieran sus productos en ferias y exposiciones agrícolas. Uno de esos actos se realizó en Kabul, donde las mujeres del centro se pusieron en contacto con compradores y aprendieron cuestiones relativas a la demanda del mercado. También mejoraron la comercialización al diseñar e imprimir etiquetas para los productos con objeto de atraer a más consumidores.

El respaldo del proyecto ha brindado a la Sra. Hasina y a otras mujeres la oportunidad de mantener a sus propias familias. Asimismo, ha fomentado el compromiso comunitario: es un espacio en el que las mujeres se reúnen no solo para abordar los retos económicos, sino también para ofrecer apoyo emocional.

Una repercusión cada vez mayor

Entre enero y junio de 2025, las mujeres de los cuatro distritos seleccionados que participaron en iniciativas de elaboración de alimentos a través del proyecto Seguridad alimentaria y de los medios de vida de los hogares elaboraron más de 154 000 kilogramos de productos para la venta, desde mermeladas y salsas picantes hasta salsas y encurtidos. Estas ventas generaron unos 6 930 000 de AFN (99 000 USD), ingresos que no habrían percibido de otro modo, y ayudaron a reducir la dependencia de productos importados provenientes de otros países.

El programa más amplio de la FAO, Alimentación, nutrición y seguridad alimentaria, desarrollado en el Afganistán, se centra en prestar apoyo al 20 % de los hogares más pobres de cada distrito seleccionado. En el programa se determinan las estrategias más viables y rentables en materia de medios de vida sobre la base de las condiciones locales y los mercados posibles. A continuación, los participantes reciben ayuda especialmente adaptada, como insumos agrícolas, kits para la elaboración de alimentos y capacitación empresarial, que refuerza la productividad y los medios de subsistencia.

Desde abril de 2010, el programa ha llegado a más de 385 000 personas de 16 distritos de ocho provincias, brindando apoyo a más de 55 000 familias, de las cuales aproximadamente una de cada seis está encabezada por mujeres. Juntos, las mujeres y los hombres están convirtiendo los esfuerzos a pequeña escala en un progreso constante.

 

La historia y las fotos relacionadas se pueden encontrar en: https://www.fao.org/newsroom/story/sealing-jars-opening-doors/es.