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OIJ recibe un aumento de quejas por supuesta corrupción en el sector público

La Agencia de Investigación Judicial (OIJ) ha registrado un notable aumento en las quejas que los ciudadanos han formulado en relación a supuestos actos de corrupción, así como a casos de soborno, tanto propio como inadecuado, que se presume han sido cometidos por empleados públicos. Esta situación refleja un creciente interés y preocupación por parte de la población sobre la integridad de las instituciones gubernamentales.

Steven Sánchez, quien se desempeña como investigador principal de la División de Corrupción del OIJ, destacó que en el año 2021 se presentaron un total de 154 quejas. Esta cifra experimentó un aumento considerable, alcanzando las 218 quejas en 2022, y continuó incrementándose, alcanzando la cifra de 272 quejas en el año 2023.

A pesar de este crecimiento, en 2024 se observó una ligera disminución en el número de quejas, que se redujo a 237, y entre enero y abril de 2025 se contabilizaron 72 quejas hasta esa fecha.

Como parte de las acciones emprendidas para investigar y combatir estos actos corruptos, el OIJ ha realizado diversas intervenciones, cuyos resultados se detallan a continuación:

  • 167 acciones en 2021
  • 67 acciones en 2022
  • 77 acciones en 2023
  • 127 acciones en 2024
  • Hasta abril de 2025, se han llevado a cabo 24 acciones.

Sánchez indicó que el aumento en las quejas podría estar vinculado a estas acciones judiciales, y también a la mayor visibilidad que se les da a estos casos a través de las redes sociales y los medios de comunicación. Esto ha llevado a que más personas se sientan motivadas a presentar sus quejas, al observar que otros funcionarios han sido arrestados por delitos similares. «De esta manera, muchos ciudadanos dicen ‘Bueno, si han arrestado a este funcionario por un delito, entonces yo también expondré lo que me ha ocurrido, ya que puede ser un caso semejante’,” afirmó Sánchez.

El investigador resaltó la importancia de la actividad de su unidad, la cual se estableció en 2019, por lo que aún la consideran relativamente nueva en su funcionamiento. Explicó que los funcionarios públicos pueden incurrir en el delito de soborno inadecuado al aceptar un regalo o la promesa de uno para realizar acciones que se alinean con sus deberes y funciones. Esto se convierte en un delito cuando alguien intenta ofrecer dinero o favores para cambiar el trámite de una queja.

De acuerdo a la ley, no es necesario que el funcionario reciba realmente el pago para estar cometiendo el delito; basta con que se demuestre que aceptó la oferta. La penalización para el delito de soborno inadecuado oscila entre 6 meses a 2 años de prisión.

En relación con el soborno propio, este también se relaciona con recepciones de regalos o beneficios a funcionarios. «La distinción clave es que en este último caso el pago se hace para no llevar a cabo lo que está en consonancia con sus deberes”, especificó Sánchez. Puso como ejemplo a un funcionario que recibe un pago por no investigar una queja formal presentada ante él, un acto que define claramente este tipo de delitos.

El soborno propio tiene una pena más severa que puede variar de 2 a 6 años de prisión, además de poder implicar una inhabilitación de funciones que podría extenderse entre 10 a 15 años.

Informe

En cuanto a los delitos de corrupción, estos pueden ser perpetrados por terceros hacia el funcionario público. Otro tipo de delito relevante que mencionó el investigador es la peculación, que es cometida por aquellos responsables de la administración de dinero o bienes y que se desvían para su beneficio personal. Este delito acarrea penas que pueden alcanzar hasta 12 años de prisión.

“Es importante comprender que no todos los delitos que cometen los funcionario son delitos de corrupción”, enfatizó la vocera del OIJ, quien instó a la población a que se manifieste y presente quejas. Si un individuo ha sido afectado, puede dirigirse a la oficina del fiscal adjunto encargado de los temas de probidad, transparencia y anticorrupción para elevar su queja.

En el caso de que no se conozca el nombre del funcionario implicado, se aconseja informar a la OIJ sobre el caso. Finalmente, Sánchez reconoció que a menudo los demandantes tienen temor ante la posibilidad de que sus jefes o compañeros estén involucrados, por lo que aseguró que el manejo de estas quejas puede ser confidencial. Ambas instituciones, el OIJ y la fiscalía, colaboran mutuamente para abordar las quejas relacionadas con este tipo de delitos.

El investigador indicó que estaban trabajando con la oficina del fiscal (foto de archivo).