CIUDAD DE PANAMA, 8 de abril (Elmundo.CR) – La presión de Washington sobre Panamá alcanza un nuevo nivel con la reciente visita del Secretario de Defensa, Peter Hegseth, quien ha declarado enfáticamente que Estados Unidos no permitirá que China comprometiera la seguridad del canal de Panamá. Esta es la segunda visita de un alto funcionario del gobierno de Trump en un plazo de dos meses, lo cual indica que la administración estadounidense está intensificando su interés por mantener y confirmar su influencia sobre una de las infraestructuras más críticas y estratégicas a nivel mundial, el canal interoceánico.
Previamente, en febrero, el Secretario de Estado Marco Rubio había estado en Panamá, donde también subrayó la relevancia de fortalecer las relaciones entre ambas naciones, especialmente en relación con la gestión y operación del canal. Durante esa visita, Rubio hizo pública una declaración sobre un acuerdo que permitiría la exoneración de tarifas para los barcos de propiedad del gobierno estadounidense, un anuncio que fue desmentido de inmediato por las autoridades panameñas, lo que añade una capa de tensión a las relaciones diplomáticas.
El Canal de Panamá, que conecta el océano Atlántico con el océano Pacífico y maneja aproximadamente el 6% del tráfico marítimo global, se presenta como un punto focal en la dinámica de la relación entre Panamá y Estados Unidos. Sin embargo, ante el renacer de la competencia global con China, particularmente en lo que respecta a la infraestructura estratégica, la administración Trump ha mostrado un renovado deseo de garantizar su control e influencia sobre este vital paso marítimo.
«Quiero ser muy claro: China no ha construido el canal de Panamá, China no lo gestiona y China no lo utilizará como una herramienta de coerción. Estados Unidos no permitirá que China amenace la operatividad del canal,» declaró el Secretario de Defensa. Además, expresó su preocupación por el papel cada vez mayor de China en el funcionamiento del canal, haciendo hincapié en que esta infraestructura «no debería caer en manos inadecuadas.»
El intenso enfoque en el Canal de Panamá se da en un contexto de crecientes tensiones entre Estados Unidos y China, no solo en términos comerciales, sino también en el ámbito geopolítico. El 13 de marzo, el presidente Trump dio instrucciones para una ampliación de la presencia militar estadounidense en Panamá, lo que sin duda genera inquietudes sobre el rumbo de las relaciones futuras entre ambos países.
Hasta inicios de este año, Panamá fue considerada un aliado clave de Estados Unidos en la región, pero ahora se encuentra atrapada en un complejo juego geopolítico que podría redefinir su posicionamiento estratégico a largo plazo. Aunque las autoridades panameñas reiteran su compromiso con la independencia y la soberanía en la gestión del canal, la presión ejercida por Washington tiene el potencial de alterar el equilibrio en la región, lo que podría tener repercusiones significativas no solo sobre la seguridad sino también sobre la economía internacional.