


Roy Fallas no tenía idea de que terminaría esposado y con la garganta en manos de varios agentes ese martes. Él, como tantos otros agricultores, dejó San Ignacio de Acosta para unirse a la «Marcha por la Democracia» en San José.
Llevaban sus tractores –los mismos que usan todos los días para trabajar la tierra– como símbolo de trabajo y pertenencia.
Pero cuando se acercaron a la Casa Presidencial, todo cambió.
«Queríamos llegar porque íbamos a entregarle un documento al presidente. Nada más que eso. Esperábamos que nos escuchara», dice Fallas.
La Fuerza Pública ha cerrado el paso de vehículos por motivos de seguridad. Los campesinos insistieron en avanzar con los «chapulines», como llaman a los tractores. En medio de la pelea, una valla cayó y un policía golpeó a uno de los manifestantes.
Roy se acercó para ayudar a su compañero. Fue entonces cuando todo se estropeó.
«Subo a ver qué pasa y alguien empuja al policía. Cuando se da vuelta, me ve y viene directo hacia mí. Me agarra por el cuello… No podía respirar», recuerda con la voz aún entrecortada.
Cuando el granjero entró en la «jaula», la policía lo trató bien. Nunca lo atacaron y en cambio le ofrecieron agua porque vieron cómo estaba afectado.
«Me llevaron a una delegación y allí me trataron muy bien también», recordó.
- Hay una serie de empujones durante la procesión frente a la Casa del Presidente. (Captura de pantalla del vídeo publicado por Trivisión)
- Se ve a Rojas Fallas detrás del hombre de camisa azul claro y sombrero claro. (Captura de pantalla del vídeo publicado por Trivisión)
Un símbolo inesperado
Los videos del momento se viralizaron en cuestión de horas. En él se pueden distinguir claramente dos hombres con distintos sombreros: uno, de color beige; otro, con azul. El que empuja al policía no es Roy. Pero fue él quien finalmente fue arrestado.
«Sentí miedo en ese momento, sobre todo porque estaba con mi familia. Me llevaron al depósito, pero allí la policía me trató bien, incluso me ofrecieron agua. Sólo quería que entendieran que no estoy haciendo nada malo», dijo.
Fallas fue puesto en libertad horas después, aunque deberá comparecer ante los Juzgados de Flagrancia el próximo 21 de noviembre, acusado del delito de resistencia a la autoridad.
Roy Fallas, un campesino de Acosta, fue detenido el martes y presentado ante el juzgado de Flagrancia. (Foto Marco Monge/ )
La cara del campo costarricense
Roy es productor de aguacate, limón mesino, mandarina, jocote y pitahaya. Como muchos agricultores, tuvo que diversificarse para sobrevivir.
«Antes vendíamos todo lo que cultivábamos en las ferias, pero ahora las grandes transnacionales traen el producto de fuera. Nos asfixia», se queja.
Según él, cada tonelada de fruta extranjera que ingresa al país significa menos ingresos para las familias que viven en el campo. «En los limones de Messina, por ejemplo, producimos hasta 110.000 toneladas al año, pero el consumo nacional ronda las 70.000. El resto se importa. Nos desplazan», afirma.
Por eso marchó: no para enfrentar a nadie, sino para ser escuchado.
«Queríamos que el presidente volviera la cara hacia el pueblo. Pero hoy siento que vivimos bajo un gobierno que no nos escucha. Nos trata como si fuéramos enemigos».
Rojas Fallas fue detenido el martes frente a la Casa Presidencial. (Foto Marco Monge/).
Espera y espera
Roy Fallas esperará tranquilo el juicio del 21 de noviembre, afirma. Agradece el apoyo recibido en las redes sociales y en la calle, donde su imagen –sombrero azul, camisa de trabajo– se convirtió involuntariamente en bandera de la protesta.
«No busco ser un símbolo de nada. Sólo quiero que el país entienda lo que nos está pasando a los agricultores. No estamos pidiendo favores, sólo respeto y que nos dejen trabajar», concluye.

