Una expedición de arqueólogos marinos procedentes de Dinamarca ha desvelado recientemente el enigma que giraba en torno a dos naufragios ubicados en aguas poco profundas en el Parque Nacional Cahuita, que se encuentra en el fascinante Caribe de Costa Rica. Este descubrimiento es particularmente intrigante, ya que los restos encontrados no pertenecen a simples barriles de piratas, como se había especulado desde que los primeros pescadores llegaron a la zona en 1826. En cambio, estos restos son de barcos daneses que tenían un propósito mucho más oscuro: la transmisión de esclavos.
Los barcos en cuestión formaron parte de la infame ruta del comercio de esclavos daneses, que tuvo lugar desde la década de 1660 hasta principios del siglo XIX. Durante este período devastador, aproximadamente 111,000 africanos fueron forzados a atravesar el océano Atlántico, sometidos a condiciones inhumanas y dolorosas. De acuerdo con las investigaciones realizadas por el Museo Nacional de Dinamarca y el Museo del Barco de Vikingos, se ha confirmado que los buques Fidericus Quartus y Christianus Quintus nunca lograron alcanzar su destino en las colonias danesas del extranjero, ya que estaban sobrecargados con más de 800 prisioneros destinados a ser vendidos como esclavos.
Los hallazgos en los restos de los barcos
En una exhaustiva excavación submarina llevada a cabo en el Caribe de Costa Rica durante 2023, los arqueólogos marinos lograron recuperar fragmentos de madera, ladrillos, y tuberías de arcilla en el sitio de los naufragios. Estos hallazgos son de gran importancia, ya que el análisis posterior realizado en colaboración con la Universidad del Sur Marcas, reveló que los materiales encontrados pertenecen efectivamente a embarcaciones europeas del siglo XVIII. Este descubrimiento valida registros históricos previos sobre los naufragios ocurridos en esta área.
En particular, las muestras de madera obtenidas se identificaron como provenientes de un roble que fue desmenuzado entre 1690 y 1695 en la zona occidental del Mar Báltico. Esta región geográfica incluye partes de Dinamarca, el noreste de Alemania y el sur de Suecia, lo que añade un contexto histórico y geográfico muy relevante.
Los ladrillos amarillos recuperados coinciden en dimensiones con aquellos que eran fabricados en Flensburg, una ciudad danesa que era reconocida en esa época por su producción de ladrillos de alta calidad. Además, la composición de la arcilla utilizada en estos ladrillos sugiere que su origen es del sur de Dinamarca, concretamente de ciudades como Egersund o Ilil Strand.
El Ministerio de Asuntos Ambientales y Energía ha indicado que los miembros de los embajadores y embajadores del mar del Centro de buceo, quienes colaboran en este significativo proyecto, han contado con el apoyo de la sede del Caribe de la Universidad de Costa Rica. Este proyecto ha estado en desarrollo durante los últimos nueve años (Foto/Museo Nacional de Dinamarca).
Sabido sobre lo que sucedió en esos naufragios
Los investigadores han revelado que los dos barcos quedaron sin provisiones después de algunos meses de travesía, y los prisioneros abordo comenzaron a sufrir de enfermedades mortales derivadas de las penurias del viaje. La situación empeoró drásticamente cuando la tripulación se dio cuenta de que estaban navegando de manera errónea, encontrándose a más de 2000 kilómetros de su destino final. Su destino era la colonia holandesa de St. Thomas, que forma parte de las actuales Islas Vírgenes de los Estados Unidos.
La desesperación de la tripulación llevó al inevitable estallido de un motín a bordo, en el cual muchos de los marineros se apoderaron de dinero y oro antes de abandonar los barcos. En un giro trágico de los acontecimientos, uno de los barcos se incendió y se hundió, arrastrando al otro barco con él. De los prisioneros a bordo, alrededor de 650 lograron sobrevivir y llegaron finalmente a las costas de Costa Rica. Sin embargo, su destino variaría: algunos fueron recapturados y vendidos nuevamente como esclavos, mientras que otros lograron integrarse a las comunidades locales y adaptarse a sus nuevas circunstancias.
«Fue un proceso largo, y en ocasiones pensé en rendirme, pero sin duda es la excavación arqueológica más emocionante en la que he sido parte», declaró el arqueólogo marino Andreas Kallmeyer en un comunicado de prensa. «No solo porque esto es crucial para la historia local, sino también porque este evento es uno de los naufragios más dramáticos en la historia de Dinamarca. Ahora tenemos un conocimiento claro sobre dónde ocurrió todo», añadió Kallmeyer.
«Esto ofrece dos piezas fundamentales que estaban ausentes en el relato histórico de Dinamarca», agregó, brindando un contexto significativo a la investigación de estos naufragios, como se reportó en CNN en español.