



Hoy se ha observado un presagio que evoca recuerdos de otro «Lunes Negro». Este evento original tuvo lugar el 28 de octubre de 1929 y se considera uno de los días más devastadores en la historia de Wall Street. En ese día, el índice Dow Jones sufrió una caída del 12.8% en un solo día, lo que resultó en la pérdida de miles de millones de dólares en valor de mercado. Las repercusiones de aquel colapso financiero perduraron a lo largo de varias décadas, y aunque no podemos predecir el alcance de los eventos actuales, muchos observan similitudes preocupantes. De hecho, los días recientes han sido registrados como uno de los peores momentos de la historia de los mercados financieros.
Un colapso sin precedentes. En un giro inesperado, la nueva oleada de tarifas impuestas por el presidente Donald Trump ha desencadenado uno de los desplomes más serios en la historia reciente del mercado. En solo dos días, el valor de las acciones ha caído más de 5 mil millones de dólares, y esto ha tenido un efecto arrastrante en los mercados globales. Durante este periodo, el Nasdaq 100 ha entrado en territorio bajista y los inversores en bonos corporativos han buscado seguro contra fallas. El alcance de los efectos de impuestos de hasta el 50%, aplicados por docenas de países, superó las expectativas más pesimistas y marcó el colapso de un ecosistema financiero que ha prosperado gracias al poder presidencial en EE.UU. por décadas.
Trump, caos estratégico e indiferencia. Según un análisis de Bloomberg, Trump ha mostrado una inquietante falta de preocupación, considerando la turbulencia en el mercado como un costo necesario para rectificar los desequilibrios en el comercio global. En público y en privado, ha reafirmado su enfoque en factores económicos como los bonos del Tesoro a 10 años y los precios del petróleo, sin reconocer que estos cambios pueden acelerar una recesión económica.
Los mercados y el colapso. Tras semanas de especulaciones sobre si las amenazas arancelarias eran meras palabras, los inversores finalmente han empezado a aceptar la gravedad de la situación. A pesar de más de veinte prevenciones previas, el colapso del 11% en dos días forzó a Wall Street a reaccionar. Scott Besant, quien supuestamente trató de moderar a Trump, fue fuertemente criticado por no haber podido prevenir esta crisis.
A pesar de que algunos aún esperan que Trump reconsidere su enfoque, su declaración de que no revertirá su política comercial agresiva ha generado preocupaciones en los mercados asiáticos, que han mostrado caídas de hasta 7.9%, reflejando una desestabilización que se expande a nivel global.
Lunes casi negro. Como se mencionó, el mercado de valores continuó su tendencia a la baja esta mañana. Aunque el pronóstico más grave no se ha hecho realidad, la situación sigue siendo trágica. Tras confirmarse la negativa de Trump a cambiar su política comercial agresiva, el impacto se ha sentido en los índices globales, que han experimentado un desplome significativo. El S&P 500 cayó un 2,8%, marcando su peor rendimiento de tres días desde el colapso de octubre de 1987. Asimismo, el Nasdaq sufrió una caída del 3.1%, mientras que el índice Hang Seng en Hong Kong se hundió, alcanzando un descenso del 13%, el peor día del siglo.
En Europa, el STOXX 600 se desplomó un 5.3% y el DAX alemán superó el 10% en su apertura. Goldman Sachs aumentó la probabilidad de una recesión en EE.UU. al 45%, citando el endurecimiento repentino de las condiciones financieras como consecuencia de las nuevas tarifas impuestas a muchos de los socios comerciales más importantes.
«Victoria» de Trump. A pesar de las advertencias proporcionadas por numerosos economistas, Trump ha insistido en que los aranceles están «aportando miles de millones al país» y ha descrito la situación actual como «algo hermoso». Sin embargo, un análisis financiero revela que el temor a una recesión autoinfligida está aumentando, incluso entre aquellos que apoyan sus políticas. Por ejemplo, el reconocido inversor Bill Ackman advirtió sobre la posibilidad de un «invierno nuclear económico», mientras que el inversor Stanley Druckenmiller ha criticado cualquier aumento superior al 10%.
Por el contrario, el ministro de Finanzas, Scott Besant, ha minimizado la crisis como «reacciones de corto plazo». Aseguró que la Casa Blanca mantendrá su rumbo. No obstante, la realidad inmediata es que la caída generalizada del mercado de valores, era y las monedas abre la puerta a una recesión global provocada por decisiones políticas en Washington.
Recuerdos del pasado. La referencia al Lunes Negro de 1929 y otras crisis financieras no son meras coincidencias. Durante esta década, millones de estadounidenses invirtieron en la bolsa de valores, y muchos lo hicieron utilizando préstamos con márgenes del 10%, lo cual exacerbó el pánico en los precios.
Entre 1929 y 1932, el mercado perdió alrededor de el 89% de su valor, con un desempleo que superó el 25% en EE.UU. Más de 9,000 bancos colapsaron y el PIB se redujo en casi un 30%. Esta crisis no solo sumergió a EE.UU. en la Gran Depresión, sino que también tuvo efectos económicos y sociales a nivel global, remodelando el orden económico en la década de 1930.
Comparación. Aunque las circunstancias actuales son diferentes, hay similitudes alarmantes. La realidad es que los últimos dos días en el entorno bursátil han sido peores que el 99.6% de los días desde 1929. Muchos analistas comparten la opinión de que la crisis actual, resultado de las tarifas de Trump y la escalada de la guerra comercial, tiene ecos de la crisis financiera de 2008, a pesar de las diferencias fundamentales en sus causas y naturaleza.
Al igual que en 2008, hemos sido testigos de rupturas abruptas en el mercado: más de 5 mil millones de dólares de valor en acciones se evaporaron en solo dos días, y el Nasdaq ha caído a niveles de contención bajista, reflejando un sentimiento de pánico similar al que siguió a la quiebra de Lehman Brothers.
Una crisis deliberada. A diferencia del colapso de 2008, que se originó en el sistema financiero y el mercado hipotecario, el mercado actual parece estar afectado por una decisión política deliberada, que introduce incertidumbres sobre la dirección económica del país.
Contrastando con 1929, donde hubo un exceso de especulación y valores sobrestimados, hoy el mercado parece ser víctima de una estrategia deliberada que desafía las normas del comercio libre a nivel global. En este sentido, el paralelismo más relevante no es necesariamente con el Lunes Negro de 1929, sino con la guerra comercial entre EE.UU. y China iniciada en 2018 y que, mediante una política confrontativa, se ha agudizado en el tiempo.
El efecto dominó. Esta situación puede comprometer la vida de millones de personas. Con la caída de las acciones, el impacto se extenderá inevitablemente al consumo. Es importante notar que la elite que posee la mayor parte de las acciones en EE.UU. controla aproximadamente el 50% de la riqueza, lo cual anticipa consecuencias severas en la economía real.
Grandes corporaciones como Dell, Delta Air Lines y Constellation Energy han visto perder casi la mitad de su valor. Esto, eventualmente, se reflejará en la vida cotidiana de las personas. En efecto, Bloomberg ha señalado que esta volatilidad no se veía desde las restricciones impuestas por la covid-19, con miles de millones en ofertas iniciales y acuerdos financieros que ya se han detenido. De hecho, el índice de miedo del mercado, o VIX, ha incrementado, indicando un pavor generalizado.
Teorías detrás del caos. Una pregunta recurrente entre actores del mercado es «¿por qué está ocurriendo esto?». Algunos opinan que las tarifas impuestas por Trump son un intento de proteger empleos en la manufactura, financiar recortes de impuestos y resguardar sectores estratégicos, aunque advierten que el daño a corto plazo podría no justificar las hipotéticas ventajas futuras.
Además, otros observadores como Evan Brown de UBS reconocen que los objetivos a largo plazo pueden ser válidos, pero los costos inmediatos son devastadores. La baja en los precios del petróleo ofrece alivio a los consumidores que no están involucrados en inversiones de mercado, sin embargo, Wall Street teme que estos retrocesos anticipen una recesión severa. De hecho, los precios del crudo han afectado drásticamente las acciones de empresas de fracking como Diamondback Energy y Devon Energy, dejando a los inversores atrapados en pérdidas. Incluso el bitcoin, que en su momento superó los 100,000 dólares, no ha podido escapar de esta dinámica y ha seguido la tendencia bajista.
Consecuencias impredecibles. La cercanía a lo que podría ser un desastre económico coloca a todos en una situación precaria. Trump, quien ha medido su éxito a través del índice Dow Jones en su primer mandato, parece actuar con desapego total hacia Wall Street. Aunque algunos consideran que esta estrategia de choque puede traer beneficios futuros, otros sostienen que podría resultar en un costo irreversible para la economía americana.
En conclusión, el dramático desplome de este lunes ha desencadenado un «gráfico de la muerte», simbolizando la guerra económica desenfrenada que ha dejado atrás la capital financiera estadounidense, dando paso a una nueva era de incertidumbre que promete desafiar el orden económico global tal como lo conocemos. Con efectos impredecibles en el horizonte, el futuro se presenta sombrío.
Imagen | PíxelAnálisis de Ryan Cummings
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