Más de 2000 científicos se reúnen en el marco del Congreso One Ocean Science. Unos días después de la inauguración de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, celebrada en la misma ciudad francesa del 9 al 13 de junio, el Comité Científico de este Congreso publicó un manifiesto. Contiene recomendaciones para proteger mejor el océano, un «bien general esencial para apoyar la vida y la prosperidad» en la tierra.
Las recomendaciones del Comité Científico One Ocean Science también se presentarán oficialmente a los jefes de estado y al gobierno el domingo 8 de junio. Estas recomendaciones son sobre diez temas estructurados. Descarbonizar el transporte marítimo, dividir la riqueza derivada de los recursos genéticos marinos, luchar contra la pesca ilegal o eliminar ciertos subsidios que benefician la sobrepesca.
Pero la primera edición citada por los dos co -chantes del Congreso es el clima: «Si queremos evitar demasiado ondas de calor marino, debemos respetar el Acuerdo de París, es decir, las emisiones de gases de efecto invernadero», explica François Houllier, presidente de Ifremer.
E incluso los combustibles fósiles abandonados gradualmente. En términos de biodiversidad, los científicos alientan a los países a ratificar el tratado de las SEES. «Pero es muy importante ratificar, tanto por los términos que contienen el tratado como porque, cuando entre en vigencia, habrá un oficial de policía que hará que los estados sean más firmes que hoy con su protección», explica François Houlier.
Jean-Pierre Gattuso, director de investigación de CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica de Francia), también insiste en acelerar la aplicación del objetivo de protección internacional del océano. Objetivo del 30 % en 2030: «De ese 30 %, el 10 % debe tener una protección fuerte. Y hay mucho trabajo por hacer. Por ejemplo, en el Mediterráneo, solo el 0.6 % está estrictamente protegido, lo cual es totalmente inadecuado».
La protección de los océanos pasa por la lucha contra la contaminación plástica. Los científicos recomiendan que reduzcan su producción. Es un punto de tensión en las negociaciones internacionales en curso sobre este tema.