




Hace cinco años, la NASA publicó un documento impactante que, aunque fascinante, resulta también profundamente alarmante: un Tiempo que documenta cómo el glaciar de Alaska ha ido disminuyendo a lo largo de medio siglo. Este fenómeno no es exclusivo de esa región; glaciares en todo el mundo han experimentado una drástica reducción debido al aumento de la temperatura promedio global. Este proceso nos ofrece la oportunidad de observar un nivel creciente del mar, lo que trae consigo una serie de implicaciones tanto ambientales como históricas importantes.
¿Cuál es la razón detrás de este deshielo? Los glaciares actúan como verdaderos archivos de la historia, conservando en su interior no solo agua, sino también una gran variedad de objetos y residuos humanos que se han acumulado a lo largo de miles de años.
Ötzi. La pérdida de hielo en los glaciares implica que se revelen vestigios de lo que anteriormente permaneció oculto. Al derretirse esta capa glacial, empiezan a emerger cuerpos humanos, entre los cuales el más famoso es el de Ötzi, el «Hombre del Hielo». Este individuo falleció en los Alpes Ötzal hace aproximadamente 5,000 años y fue descubierto en 1991 por montañeros. Su hallazgo fue significativo por varias razones que han revolucionado el campo de la arqueología.
En primer lugar, este descubrimiento se hizo en una época en que los arqueólogos no estaban explorando los glaciares, ya que se creía que era imposible que las personas anteriores a nosotros hubieran transitado por ese territorio montañoso. Según un artículo de BBC, había la creencia de que «la gente no podía pasar porque el país era muy difícil» de atravesar. En segundo lugar, Ötzi es el cuerpo humano más antiguo y mejor conservado hallado hasta la fecha, lo que ha permitido a los científicos realizar numerosos estudios sobre su vida, las causas de su muerte, los tatuajes en su piel y los utensilios que poseía, tales como un arco, flechas, vestimenta, herramientas y un sombrero de piel de oso.
El tercer aspecto de su relevancia es, por supuesto, el hecho de que los glaciares perdieron su hielo, revelando así elementos significativos del pasado.
Excavar el pasado. Aunque no siempre tan impactantes como el hallazgo de Ötzi, los cuerpos que emergen del hielo se están volviendo casi comunes. En las estaciones de esquí de Suiza, por ejemplo, se han encontrado restos de individuos que han permanecido en el frío durante varias décadas. Algunos cadáveres han sido datados e incluso provienen de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos destaca el caso de Marcelin y Francine Dumoulin, dos agricultores que desaparecieron durante un paseo montañés en agosto de 1942 y cuyos cuerpos se hallaron en 2017.
Nada nuevo. En 2012, dos alpinistas británicos que exploraban el glaciar Aletsch se encontraron con una serie de objetos, incluidos calzado, prendas de vestir y equipo de montañismo que habían quedado atrapados en el hielo. En 2014, se localizaron los restos de un montañista británico que había desaparecido cerca del Matterhorn en 1979, a una altitud superior a los 4,000 metros. En la misma fecha, se recuperó el cuerpo de un explorador checo que se perdió en 1974.
El deshielo de 2016 en el glaciar Morteratsch reveló los restos de un esquiador alemán que había desaparecido en 1963. En 2019, un grupo de montañistas tropezaron con restos humanos en Matterhorn, que pertenecían a dos escaladores japoneses que se habían perdido en 1970 a aproximadamente 2,800 metros sobre el nivel del mar.
No solo cuerpos. Estos ejemplos ilustran cómo el deshielo ha permitido que emerjan restos humanos a lo largo de los años, y aunque es crucial preservar esos cuerpos, también es vital considerar los objetos que han sido descubiertos. Estos hallazgos nos brindan la oportunidad de redescubrir nuestra historia, así como de establecer una cronología del uso de tecnologías antiguas que eventualmente dieron forma a nuestra civilización moderna.
Entre los hallazgos están numerosas flechas prehistóricas con puntas de piedra y plumas en estado original, ropa de cuero que nos ofrecen información sobre antiguas técnicas de fabricación, y artefactos que sugieren prácticas espirituales, como el hacha de Ötzi. También se han descubierto peines para piojos y raquetas que datan de hace 1,700 años, así como monedas romanas atrapadas en la nieve. Además, se han hallado restos de animales que han preservado sus órganos internos, como una perra de hace 4,000 años y la médula ósea de un reno de 4,200 años.
Asunto. Este fenómeno representa una maravillosa oportunidad para la arqueología, ya que el hielo preserva materiales orgánicos que de otro modo no sobrevivirían en diferentes entornos, permitiendo un examen detallado de lo que vivió la humanidad hace siglos. Sin embargo, no se puede ignorar que el problema subyacente es mucho más grave: el cambio climático parece estar avanzando sin freno, y los glaciares que se derriten son solo una de las múltiples consecuencias. Estos hallazgos urgentes están llevando a los arqueólogos a tener que trabajar contra reloj para preservar lo que queda.
Apagar el congelador. Thomas Reitmaier, director del Servicio Arqueológico del Cantón del Grison en Suiza, compara la descongelación que estamos experimentando con «dejar el congelador abierto a propósito». En su opinión, muchos de los descubrimientos recientes se han realizado de manera fortuita, y enfatiza la necesidad de que la comunidad mantenga cada muestra arqueológica que se logre encontrar, antes de que sea demasiado tarde.
«Debemos hacer un llamado apremiante al público que visite los Alpes para que nos informe si descubren algo. Estas áreas son vastas y es imposible monitorizarlas todas,» señala Reitmaier, añadiendo que todo objeto, por pequeño que sea, puede ser portador de una historia intrigante.
Registro planetario. La preocupación de Reitmaier radica en que esta área de la arqueología glacial es muy limitada: una vez que el hielo desaparezca, se perderán muchos archivos históricos. Más allá de los objetos humanos que resurgen, este fenómeno también puede permitir una mayor comprensión de nuestro planeta.
El hielo de los glaciares se interpreta como un registro que contiene información sobre cambios climáticos abruptos ocurridos hace miles de años, údilizándonos para aprender sobre patrones históricos. Este tipo de conocimiento es esencial para entender cómo las actividades humanas, como abrir una fábrica en Manchester, pueden impactar en la naturaleza, incluso en otros lugares del mundo.
Por lo tanto, es crucial que dejemos de ver los glaciares como meros vertederos de desechos, y empecemos a valorar su relevancia histórica y científica.
Fotos | Wolfgang Sauber | 120 | Pelt Mauri | Davemor
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