Ciencia y tecnología

Las nuevas tarifas de EE. UU. son el último indicio de sus fracasos.

Luego del anuncio realizado por la administración de Trump acerca de las nuevas tarifas comerciales, se evidenció una significativa caída en las acciones de Nike, con una reducción del 14% en su valor. Esta situación no es fruto de un único evento, ya que Nike ha estado enfrentando una severa inercia negativa durante los últimos tres años. Desde que alcanzó su máximo histórico a finales de 2021, la acción de Nike ha visto una disminución aproximada del 70%. Este episodio es solo uno más en una serie de desafíos que la compañía ha tenido que enfrentar, y podría ser un indicio de que la corrección de su situación se volverá aún más complicada en el corto plazo.

¿Por qué es relevante esta situación? Nike había tomado la decisión estratégica de reducir su huella en el mercado de China, buscando adaptarse a un entorno cambiante, pero acabó metiéndose en una situación aún más complicada debido a la imposición de tarifas más altas. Durante décadas, la marca construyó su red de producción en Asia, beneficiándose de los bajos costos laborales y de los incentivos que ofrecían los gobiernos de la región. Sin embargo, este modelo de negocio se ha vuelto insostenible, y la compañía ahora se enfrenta a un peligro existencial significativo.

De acuerdo con analistas de Stifel, se estima que estas tarifas podrían costarle a Nike aproximadamente 1.69 dólares por acción este año, sin considerar aumentos de precios o cambios en los países de origen de su producción. Esto representa un golpe duro para una empresa que había sido ejemplar en su desempeño hasta los primeros años tras la pandemia.

Perspectiva numérica. Los efectos de la tarifa a la cadena de suministro de Nike son devastadores, y aquí hay algunos datos relevantes:

  • 48% de la producción de zapatos de Nike proviene de Vietnam, que ahora enfrenta tarifas del 50%.
  • 30% de la producción es de Indonesia, con tarifas aplicadas del 27%.
  • 56% involucra producción en China, que ahora debe superar tarifas totales que suman hasta un 54% (una combinación de tarifas previas y nuevas).

Estos tres países en conjunto representan el 95% de la producción de calzado de Nike, dejando a la empresa con pocas o ninguna alternativa viable para evitar costos adicionales. Según estimaciones de UBS, Nike tendría que aumentar sus precios entre un 10% y un 12% solo para mitigar los efectos adversos de los aranceles provenientes de Vietnam.

Situación actual A raíz de estos eventos, los inversores han impuesto un severo castigo a Nike y a otras empresas en la industria que dependen de la producción en Asia. En un solo día, las acciones de Nike cayeron un 14%, mientras que sus competidores también experimentaron pérdidas significativas: adidas (-11%), PUMA (-10%), lululemon (-13%), Skechers (-20%) y Under Armour (-15%).

No obstante, la situación de Nike no se limita solo a las tarifas comerciales. La compañía también enfrenta desafíos competitivos severos contra nuevas marcas que han emergido en el mercado, como Hoka, y ha decidido implementar un plan de reestructuración que contempla inversiones de $2,000 millones.

Contexto general. Esta crisis se agrava no solo por la competencia emergente, sino también por el hecho de que una de estas compañías rivales es adidas, que ha logrado mantener una fuerte producción en Europa, donde hasta el 30% de su producción se lleva a cabo en Alemania. Esto le permite a adidas exportar productos desde su país de origen y reducir su exposición a las tarifas arancelarias.

En contraste, Nike depende casi exclusivamente de Asia para su producción, tal como hemos mencionado anteriormente.

Consideraciones futuras. Nike ahora se encuentra con opciones limitadas para mitigar los efectos inmediatos de los aranceles impuestos.

  1. Aumento de precios: por ejemplo, modelos como los Air Jordan 1 High podrían pasar de $180 a $198.
  2. Negociar con proveedores para compartir la carga adicional de costos.
  3. Incrementar la automatización y reducir la dependencia de mano de obra intensiva.
  4. Mantener la presión en la gestión de políticas y posibles excepciones o modificaciones en la negociación colectiva.

Todo lo mencionado resalta el grave declive que está experimentando Nike, lo que genera un miedo considerable en los inversores. A pesar de la implementación correcta de estas medidas, la marca podría acabar perdiendo competitividad si decide transferir los costos a los consumidores finales.

Profundizando en la crisis. Nike se encuentra atrapado en una tormenta perfecta que tiene múltiples aristas:

  • Una dependencia extrema de Asia (95%) para la producción de sus productos.
  • La incapacidad de reaccionar rápidamente ante cambios en el entorno. La producción móvil no ha podido adaptarse a las circunstancias actuales.
  • Un margen operativo ya presionado. La marca ha estado lidiando con la pérdida de participación de mercado y la presión sobre sus precios.
  • Enfrentando una doble penalización competitiva. Si decide absorber los aranceles, perderá ventaja competitiva. Si opta por aumentar precios, corre el riesgo de perder clientes.
  • Falta de países alternativos viables para la producción, al menos en el corto plazo.

Nike ha cimentado su imperio bajo el mantra «Just Do It», pero la dura realidad que enfrenta hoy día es que tiene una capacidad limitada para actuar ante la presión ejercida por la política arancelaria actual.

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