El miércoles 29 de octubre, la Asamblea General de la ONU adoptó por amplia mayoría una nueva resolución pidiendo el fin del embargo estadounidense contra Cuba. Sin embargo, el tradicional apoyo a La Habana se ha enfrentado a la ofensiva diplomática de Washington.
Estados Unidos tiene una agresiva campaña diplomática que vinculó a los mercenarios cubanos con el ejército ruso en la guerra de Ucrania.
La resolución que desde 1992 el levantamiento del embargo Económico, comercial y financiero obtuvo 165 votos a favor, 7 en contra (incluidos Estados Unidos, Israel, Ucrania, Argentina y Paraguay) y 12 abstenciones.
Aunque Cuba mantuvo la mayoría, fue el voto más bajo a su favor en al menos una década.
La resolución de la ONU no sólo condena el bloqueo económico que Estados Unidos impone a Cuba desde 1960, sino que también llama a Washington a levantar todo el entramado de leyes que, por ejemplo, prohíben a la isla caribeña comprar productos extranjeros con dólares.
En los días previos al encuentro en Nueva York, Cuba denunció que Estados Unidos había desplegado una «campaña difamatoria» y «difamatoria» para presionar a los países latinoamericanos y europeos para que no apoyaran la resolución.
En 2024, la resolución recibió 187 votos a favor, dos en contra (Estados Unidos e Israel) y una abstención (Moldavia).
Este año, además del voto negativo de Argentina y Paraguay, hubo dos abstenciones en América Latina: Costa Rica y Ecuador.
Estados Unidos también consiguió la abstención de varios países de Europa del Este, como Polonia, República Checa, Estonia, Lituania y Letonia, que acusan a Cuba de apoyar a Rusia.
«Presión contra terceros países»
El embajador de Estados Unidos ante la ONU, Mike Valsdescribió a Cuba como «un régimen ilegítimo y brutal que quiere hacerse pasar por víctima de una agresión describiéndose como ‘enemigo de Estados Unidos’.
Cuba «permite que los mercenarios peleen la guerra en Ucrania», dijo Waltz el martes.
El diplomático afirmó que el gobierno comunista «conspira y coopera con enemigos y adversarios de Estados Unidos contra» sus intereses.
Ante esta acusación, el Ministro cubano de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez Respondió que se trata de una campaña «calumniosa» destinada «no sólo a distorsionar la imagen de Cuba, sino a generar elementos de presión contra terceros países».
Aliado de Cuba, el embajador venezolano Samuel Moncada acusó a Washington de intentar «confundir a la comunidad internacional» con una «operación de desinformación».
«Somos el blanco de un ataque similar por parte del régimen imperial estadounidense (…) hemos recibido los ataques de esta guerra económica y estamos a punto de recibir ataques militares», añadió, refiriéndose a la despliegue americano en el Caribe para detener el narcotráfico.
Según Caracas, esta operación militar tiene como objetivo derrocar Nicolás Maduro.
El especialista cubano en Relaciones Internacionales y académico de la Universidad de Dever, Arturo López-Levy, consideró imposible explicar «el nivel de esfuerzo y prioridad» que el Departamento de Estado dio a la votación de este año sin la voluntad del ministro de Relaciones Exteriores Marco Rubio, un político cubanoamericano.
El mensaje de Rubio al influyente lobby de Miami es que: «Obtener votos para esa resolución es una victoria», dijo.
Las medidas que Washington impuso contra Cuba variaron en intensidad durante estos 65 años del llamado bloqueo.
En enero de 2021, en el ocaso del primer mandato de Donald Trump, Estados Unidos incluyó a Cuba en su lista de países patrocinadores del terrorismo, lo que provocó un fuerte recrudecimiento del bloqueo.
El demócrata Joe Biden, sucesor de Trump, mantuvo esa designación durante sus cuatro años en el cargo. Apenas una semana antes de abandonar la Casa Blanca y antes del regreso de Trump, Biden retirado a cuba de esta lista. Sin embargo, el gesto sólo duró unos días: ese fue el tiempo que tardó el republicano en revertir la decisión de su predecesor.

