Ciencia y tecnología

La industria automotriz en Europa enfrenta un desafío con los aranceles impuestos por Estados Unidos. La solución que proponen es inesperada: India.

En el contexto de las tensiones comerciales recientes, ha habido una serie de movimientos significativos que reflejan la complicada dinámica entre los Estados Unidos y la Unión Europea. Esta relación se puede describir como un ataque en una guerra comercial, una propuesta de negociación y un cierre de puertas en relación a Limes and Song.

El 2 de abril, Donald Trump hizo un anuncio impactante al confirmar que los aranceles del 25% sobre automóviles y piezas de automóviles comenzaban a ser recopilados, con el objetivo de alcanzar ciertos límites establecidos. Además, el presidente afirmó que se aplicarían aranceles a casi todos los países, lo que generó preocupación y especulación sobre las repercusiones en la economía global.

Para poner esto en perspectiva, la tasa base de los nuevos aranceles es del 10%. A partir de este punto, Estados Unidos planea implementar tarifas que aumentan dependiendo del déficit comercial con diversos países, lo que ha suscitado advertencias sobre las barreras comerciales ocultas que el presidente ha alegado que existen. Por ejemplo, la Unión Europea enfrenta un arancel del 20%, mientras que Japón enfrenta un 24%. La amenaza es incluso más grave para China, con un impresionante 104% de aranceles.

Las reacciones ante estas decisiones han sido diversas y, en muchos casos, intensas. China, por ejemplo, ha respondido endureciendo sus propios obstáculos comerciales, en respuesta a la amenaza que representa el aumento de aranceles por parte de Estados Unidos. Por otro lado, Japón ha enviado emisarios intentando alcanzar un acuerdo más pacífico. Europa, por su parte, ha presentado su propia propuesta: un 0% de aranceles en ambas direcciones para la importación de automóviles y productos industriales.

A pesar de estas propuestas, la respuesta de Trump ha sido clara; no está dispuesto a negociar bajo esas condiciones. Las cifras son impactantes: en 2024, los Estados Unidos pagarán 38.9 mil millones de euros por automóviles europeos, sin contar con los productos de empresas europeas que operan en México y Canadá, quienes también están sujetos a estos aranceles.

Esta situación es compleja y crítica para el sector automotriz, que da empleo a más de 13 millones de personas en Europa y que enfrenta desafíos significativos. En China, las dificultades son aún más notables para los fabricantes europeos, que luchan por ubicar sus vehículos en un mercado que ahora está dominado por productores locales.

En los Estados Unidos, las opciones para los fabricantes se reducen a tres: producir vehículos en el país, lo cual es complicado, o no venderlos, como lo han hecho algunas marcas como Volkswagen y Mercedes. La segunda opción sería producir en la zona, pero esto implicaría altos costos al importar piezas desde el exterior. La tercera opción es asumir parte de los aranceles para tratar de contener el incremento del precio final. Cada una de estas alternativas afecta negativamente a la rentabilidad de los grandes fabricantes de automóviles europeos.

A medida que las tensiones aumentan, ya hay indicios de que algunos fabricantes están considerando trasladar sus operaciones a países donde la producción sea más rentable. Un país que parece abrir sus puertas es India.

100% a 10%

El mercado indio, hasta ahora poco explorado por los grandes fabricantes europeos, presenta un conjunto de desafíos. A diferencia de Japón, donde no existen tarifas para importar vehículos, en India estas son considerablemente altas y complejas. Tesla, por ejemplo, intentó ingresar al mercado indio en 2016 con un enfoque ambicioso que no ha dado frutos. A pesar de sus esfuerzos, las altísimas tarifas de importación del 15% limitan la cantidad de vehículos que se pueden vender, lo que resulta en un sistema muy restrictivo que no permite a los fabricantes forjar una presencia sólida.

La situación se complica aún más debido a las necesidades específicas del cliente indio, que demanda vehículos muy asequibles y adaptados a condiciones de carreteras frecuentemente deterioradas. Los ajustes técnicos requeridos para competir en este mercado son considerables y costosos, lo que representa otro obstáculo para la entrada de fabricantes europeos.

Sin embargo, parece que las negociaciones entre la Unión Europea e India están avanzando. Las conversaciones se centran en la eliminación de aranceles de importación que actualmente alcanzan un 100%. Un informe indica que India podría estar dispuesta a reducir esto a un 10%, aunque ha habido presión de fabricantes locales como Tata y Mahindra para mantener condiciones favorables para su industria interna. En particular, los aranceles para vehículos de gasolina todavía no han visto reducciones drásticas y las tasas en los automóviles eléctricos se han fijado para ser revisadas solo hasta 2029.

Las negociaciones coinciden con la búsqueda de Estados Unidos de un camino similar. Tesla ha expresado un interés genuino en el mercado indio, pero las conversaciones previas se han complicado en el último año. La magnitud del mercado, que representa la posibilidad de cuatro millones de vehículos anuales, es atractiva para los fabricantes que buscan oportunidades de crecimiento, especialmente en un contexto donde los lazos entre Estados Unidos y Europa se están estrechando.

Además, una posible producción en India representa una oportunidad para los fabricantes de automóviles para reducir costos, lo que es esencial dado que el costo de venta de vehículos eléctricos en Europa ha sido elevado, impidiendo la rentabilidad. Como resultado, empresa de automóviles como Volkswagen y Stellantis han considerado establecer operaciones allí para satisfacer la demanda local y hacer frente a los costos. Reuters y otros medios han informado de que este es un plan viable para varias firmas que buscan adaptarse a la nueva realidad del mercado.

Foto | Suroor Haider y Volkswagen

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