Los mismos factores que aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular (accidente cerebrovascular) también están relacionados con un mayor riesgo de demencia, especialmente la demencia vascular.
Según Stephen English, neurólogo vascular Mayic, hipertensión arterial, colesterol alto, diabetes, tabaquismo, obesidad y factores de riesgo de apnea del sueño.
«Estos factores son cambiables, pero si no se tratan a tiempo, los pequeños vasos sanguíneos del cerebro pueden dañarse con el tiempo», dijo English.
Este tipo de deterioro cognitivo ocurre cuando los vasos sanguíneos están dañados o bloqueados, lo que evita que el cerebro reciba oxígeno y nutrientes.
«El daño vascular en el cerebro, en su mayoría afecta los axones, o ‘cables’, que conecta diferentes partes del cerebro. Por lo tanto, los signos tardan más en viajar, lo que no hace que el cerebro funcione en absoluto», explicó
Las enfermedades vasculares contribuyen con aproximadamente el 25% de todos los diagnósticos de demencia, según datos médicos.
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Señales de advertencia
Entre los signos de la demencia vascular se encuentran los problemas de:
- Razonamiento
- Planificación
- Pronunciación
- Memoria
- Otras funciones mentales
«En muchos casos podemos intervenir en estos factores de riesgo. Los cambios en la medicina y el estilo de vida pueden ayudar a reducir la presión arterial y el colesterol; podemos tratar la apnea del sueño con ciertos dispositivos u operaciones, y podemos ayudarlo a dejar de fumar. Estas son algunas medidas que pueden reducir el riesgo de demencia vascular», dijo el neurólogo.
Prevención y tratamiento
Las condiciones más comunes que pueden conducir a la demencia vascular incluyen accidente cerebrovascular que bloquea las arterias cerebrales, la hemorragia cerebral y el daño crónico en los vasos sanguíneos.
Si una persona está en riesgo u ofrece señales de advertencia, los especialistas recomiendan consultar a un neurólogo.
El tratamiento se centra en el control de la enfermedad y los factores de riesgo que contribuyen a la disminución, como la presión arterial, el colesterol, la coagulación y el azúcar en la sangre.
En algunos casos, el manejo oportuno puede retrasar el progreso de la demencia vascular y prevenir un mayor deterioro cognitivo.