La demencia no es un destino ineludible, según el informe 2024 de la Comisión de Prevención, Intervención y Atención de Lancet, hasta el 45% de los casos pueden retrasarse o prevenirse si funciona con 14 factores de riesgo enmendables.
Según la investigación, estos factores incluyen afecciones tratables y hábitos de vida que, con monitoreo médico y cambios sostenidos, pueden marcar la diferencia incluso a la edad.
«Sabemos que la demencia aún no tiene una cura, pero puede retrasarse o incluso prevenirse con cambios en el estilo de vida y el monitoreo médico adecuado», dice el Dr. Carolina Alfaro, especialista en geriatría, gerontología y medicina paliativa de la red de medicina.
Además de los riesgos ya conocidos como hipertensión, pérdida auditiva sin tratamiento u obesidad, el informe agrega dos nuevos elementos: colesterol LDL alto y visión no corregida.
«Estos hallazgos se agregan a la evidencia de la importancia de los controles médicos periódicos, el uso de lentes y auriculares cuando es necesario y la atención temprana de las enfermedades crónicas», enfatizan los expertos.
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Los factores de riesgo de cambio aumentan la probabilidad de prevenir la demencia. (Foto de archivo/observador).
Factores de riesgo
Según el estudio, identifique 14 factores de riesgo que, al cambiar, reducen significativamente la probabilidad de demencia:
- Bajo nivel educativo: Permanecer cognitivamente activo desde las conexiones cerebrales de fortalecimiento de la infancia.
- Pérdida auditiva sin nacimiento: El uso de auriculares reduce el aislamiento y el deterioro cognitivo.
- Diabetes mala controlada: El manejo médico continuo y el control glucémico estricto reducen los riesgos cerebrales y vasculares.
- Alto LDL -colesterol: Los alimentos equilibrados y los controles médicos ayudan a mantener niveles saludables.
- Hipertensión arterial: El tratamiento de la alta presión en el tiempo protege la salud del cerebro.
- Fumar: Detener el humo siempre mejora la salud vascular y reduce el deterioro cognitivo.
- Consumo excesivo de alcohol: Beber con moderación protege tanto el hígado como el cerebro.
- Obesidad: El peso excesivo se asocia con inflamación crónica y enfermedades que afectan el espíritu.
- Aislamiento social: Si mantiene la vida social activa, estimula el cerebro y prevenga la depresión.
- Depresión relacionada: Encontrar apoyo psicológico mejora la calidad de vida y protege la salud mental.
- Inactividad física: El ejercicio regular es beneficiar la circulación, regular el azúcar y fortalecer el sistema nervioso.
- Trauma craneal: Evite las trampas y use la protección practicando deportes o conduciendo reduce el daño irreversible.
- Contaminación ambiental: La exposición prolongada a partículas contaminantes aumenta el riesgo de deterioro mental.
- Visión no corregida: Las gafas adecuadas reducen el aislamiento y estimulan la actividad cerebral.
Por otro lado, el informe enfatiza que las medidas son más efectivas cuando se usan desde la infancia o la mediana, aunque todavía muestran beneficios en la tercera vez.
«Fortalecer estos hábitos desde una edad temprana y mantenerlos a través de la vida es la clave para garantizar la edad con una mayor claridad espiritual y autonomía. La mejor herramienta siempre será la prevención», dice Alfaro.