Ciencia y tecnología

Géminis no debería llamarse Géminis; debería llamarse Google.

En los últimos 25 años, hemos tomado como referencia a «Google» para encontrar respuestas en Internet. Cada vez que buscábamos información, nuestro primer impulso era acudir a Google. Sin embargo, con la llegada de tecnologías como ChatGPT, se vislumbra una creciente amenaza para el futuro del motor de búsqueda de Google. Una tendencia que se ha estado desarrollando lentamente, pero de manera constante, es la de acudir cada vez más a ChatGPT o a sus competidores directos, mientras que el uso de Google parece estar en declive. Esta situación plantea una pregunta crítica: ¿Puede, acaso, «ChatGPT» superar a «Google» en el ámbito de la búsqueda de información?

La solución: el rey fallece, ¡viva el rey! Para que Google evite que ChatGPT se convierta en la herramienta preferida para buscar y responder preguntas, necesita implementar cambios significativos. Una posibilidad sería que Google implementara un motor central llamado Gemini y transformara su motor de búsqueda tradicional en uno basado en inteligencia artificial. Esta estrategia podría revitalizar el servicio y alinearlo más cercanamente con las necesidades de los usuarios actuales, que buscan una experiencia más conversacional y accesible.

Hola, Google Classic. Propondría que Gemini se convierta en el nuevo motor de búsqueda principal de Google, mientras que el motor tradicional podría ser rebautizado como «Google Classic». Esta opción seguiría siendo relevante, pero se relegaría a un segundo plano. Aunque el nombre «Google» se mantendría, debajo de su superficie estaría el innovador Gemini, que ofrecería búsquedas más conversacionales y adaptativas.

Victoria de OpenAI para los usuarios. Aunque Gemini ha logrado (o incluso superado) los estándares de calidad establecidos por ChatGPT, el público en general aún no se ha asociado con Google de la misma manera que con esta herramienta. Actualmente, OpenAI está ganando la batalla más crucial: la preferencia del usuario. Este cambio en la dinámica de uso resalta una clara transición en cómo se accede a la información.

El riesgo de la popularidad de ChatGPT. Recientes informes indican que el número de usuarios de Gemini ha alcanzado los 350 millones mensuales, cifra que significa que al menos esta cantidad de personas lo utiliza una vez al mes. Por el contrario, OpenAI reporta que tiene alrededor de 600 millones de usuarios activos mensuales. Aunque estos datos pueden ser confusos y, en ocasiones, engañosos, un análisis independiente ha confirmado que ChatGPT es considerablemente más popular en este momento que Gemini como un bot de chat. Esto podría representar un desafío importante para Google en el escenario actual.

Y el motor de búsqueda de Google presenta fallos. Existe una percepción prolongada de que la dirección del motor de búsqueda de Google es cuestionable. Hay opiniones divididas al respecto, pero la conclusión común parece ser que el motor está desgastado y ya no ofrece la experiencia que solía proporcionar. De hecho, muchos usuarios que buscan respuestas más relevantes suelen agregar “reddit” a sus consultas para escapar de resultados que consideran artificiales e inútiles.

Las «descripciones de IA» o «vistas creadas con IA» son cada vez más comunes en el motor de búsqueda convencional de Google. La transformación parece estar en curso.

Pero Google está reaccionando. La empresa dirigida por Sundar Pichai se está moviendo lentamente, ofreciendo descripciones generadas por IA como parte de sus resultados. Si buscas información en Google, es posible que encuentres respuestas generadas por esta tecnología, que a menudo aparece por encima de los enlaces tradicionales en las páginas de resultados.

Transición cuidadosa. La empresa muestra una clara cautela ante el delicado proceso de transformación, ya que el daño a su reputación si los cambios no funcionan correctamente podría ser sustancial. Han sido muy cuidadosos en su enfoque, y aunque están avanzando, cualquier paso en falso podría representar un gran revés.

Google puede estar tranquilo (actualmente). A pesar de estos desafíos, la situación no parece ser grave para Google en este momento. Su participación en el mercado de motores de búsqueda sigue siendo impresionante, manteniendo casi el 90% del mercado, según datos de Statcounter GlobalStats. Un informe de SparkToro sugiere que la cuota de mercado de Google es 373 veces mayor que la de ChatGPT, que todavía se encuentra muy por debajo del 1% en este ámbito.

ChatGPT se utiliza para realizar búsquedas, pero según un informe recientemente publicado, solo lo hace tres de cada diez veces.

La gente utiliza ChatGPT para más que solo búsquedas. Un análisis de 80 millones de solicitudes realizado por SEMRush revela que el 70% de las consultas realizadas por los usuarios de ChatGPT no son para buscar respuestas, sino para llevar a cabo otras actividades, como crear imágenes, resumir textos, escribir código o interactuar con amigos, lo que ilustra la diversidad de usos de la plataforma.

Pero los estudios antimonopolio son una preocupación. En la actualidad, Google se enfrenta a una de las amenazas más significativas en su historia, si no la mayor. Los esfuerzos por regularlo en los Estados Unidos han comenzado a tomar forma, y uno de los posibles resultados es la prohibición de acuerdos que consolidan su posición dominante, como el que posee con Apple para ser el motor de búsqueda predeterminado. La idea de que Apple pueda empezar a considerar motores de búsqueda de IA como alternativas no está fuera de la mesa.

Y los rivales no cesan en su presión. La competencia no se limita a ChatGPT; otras plataformas como Bing también están ganando terreno en el espacio de la búsqueda de IA. Microsoft, con menos que perder, ha puesto todo su esfuerzo en desarrollar un motor de búsqueda respaldado por IA. Estos «motores de respuesta» están diseñados para ser más atractivos y funcionales para los usuarios, lo que los convierte en una opción viable en la búsqueda moderna. Hablar y tener interacciones más naturales resulta más atractivo que las búsquedas convencionales.

Imagen | Markus Winkler

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