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Ex Ministro Mauricio Batalla, Presidente del CNE, y dos personas más en el caso del Aeropuerto de Guanacaste.

Los funcionarios judiciales, incluyendo a los investigadores de la Agencia de Investigaciones Judiciales (OIJ) y fiscales de la Oficina del Fiscal de la Oficina, llevaron a cabo un total impresionante de 23 redadas en distintas localidades a lo largo del país. Estas acciones se realizaron en el marco de una investigación relacionada con el aeropuerto de Guanacaste, destacando la seriedad del asunto y la envergadura de la operación.

El objetivo principal de estas redadas es la captura de cuatro hombres, quienes, de acuerdo con las autoridades del OIJ, están sospechados de haber participado en delitos que afectan negativamente a la hacienda pública, así como en otros actos de influencia delictiva, conocidos como el pedding. Estos delitos son altamente preocupantes, ya que implican el uso indebido de poder y recursos públicos.

Los individuos que están en el centro de esta investigación son:

  • Mauricio Batalla, de 52 años, quien se desempeñó como ex ministro del MOPT.
  • Alejandro Picado, de 50 años, que ocupa la presidencia del CNE.
  • Marco Castillo, de 53 años, actual director de aviación civil.
  • Villalobos, de 43 años.

Las declaraciones a los medios por parte del director de la OIJ, Randall Zúñiga, y del abogado general Carlo Díaz, confirmaron la realización de estos arrestos como un paso significativo en la lucha contra la corrupción en el país.

¿Qué se está investigando?

Según el OIJ, los eventos que llevaron a estas acusaciones se remontan al 21 de junio de 2023. En esa fecha, uno de los sospechosos, presuntamente asociado a la Comisión Nacional de Riesgo Santísima y Atención de Emergencia, hizo un pedido formal al poder ejecutivo. La solicitud era para que el Cantón de Liberia, ubicado en la provincia de Guanacaste, fuera incluido en la gestión referente a las ondas tropicales 11, 12, así como la tormenta tropical conocida como Bonnie.

El objetivo percibido de esta solicitud era facilitar la gestión de procesos de presentación en el contexto del régimen excepcional establecido por la legislación nacional vigente en situaciones de emergencia y riesgo. Esta estrategia, según se infiere, buscaba otorgar un contrato, de nombre «Rehabilitación por emergencias en el piso y las tormentas del Aeropuerto Internacional Daniel Oduber Quirós», a una empresa constructora. Esto permitió que la organización llevara a cabo los trabajos requeridos, logrando que el premio tuviera firmeza el 29 de enero de 2024.

La investigación revela que el inicio del proyecto de recuperación se basó en especificaciones definidas por profesionales de la Unidad de Infraestructura de Aviación de la Dirección General de Aviación Civil. Este proyecto no solo contemplaba la restauración superficial de la pista, sino también el tratamiento de las capas subyacentes, lo cual se consideraba esencial para alargar la vida útil de la pista y abordar el daño potencial causado por las tormentas y ondas tropicales.

Más reservas sobre la intervención del aeropuerto

La explicación proporcionada por el OIJ indica que, a pesar de los planes iniciales para el proyecto, la empresa constructora buscó implementar cambios bajo el concepto de ingeniería de valor, sugiriendo que ciertas capas subyacentes de la pista que estaban aparentemente en buen estado no requerían restauración. Esto fue controvertido ya que miembros de la Unidad de Infraestructura de Aviación se opusieron a estos cambios, argumentando que alteraban la integridad del proyecto original.

Como resultado de esta situación, los funcionarios de la OIJ indicaron que comenzó una supuesta presión sobre ellos, percatándose incluso de intentos de reemplazar a las personas a cargo de la unidad ejecutiva, quienes se mostraron reacios a aceptar las modificaciones en los términos del proyecto. Estos cambios, eventualmente impulsados por la ingeniería de valor, culminaron en la aceptación de una orden de enmienda, favoreciendo al contratista involucrado.

Es notable que el monto original de la licitación se estimaba en unos $40 millones, y que con las modificaciones traídas por la ingeniería de valor, la cantidad total se ajustó a una variación cercana a los $4 millones, lo que resalta la magnitud de este proyecto y su potencial para facilitar la corrupción.