El mundo se ha edificado sobre los esfuerzos y la colaboración internacional. A pesar de la confrontación entre los Estados Unidos y China, el resto de los países parecen estar atravesando un periodo de calma y también incertidumbre, que se ha prolongado por lo menos tres meses en respuesta a las provocaciones recientes. Este periodo está marcado por la sui generis iniciativa de paz que el expresidente Trump ha lanzado en las últimas horas.
Hoy, Ursula Leyen, presidenta de la Comisión Europea, anunció que la Unión Europea aunará esfuerzos para relajar las tensiones comerciales y, como resultado, también se implementará una pausa de los aranceles por 90 días, brindando así una oportunidad para negociar y buscar soluciones pacíficas.
El inconveniente radica en que este alto el fuego representa, sin lugar a dudas, un retorno parcial a la «normalidad», mientras que numerosos sectores se preparan ante la incertidumbre de lo que podría suceder. Los efectos de estos cambios podrían resultar en grandes problemas, especialmente en la industria de la almendra.
¿Cómo se manifestó la respuesta europea ante el desafío planteado por Trump? Para entender la situación actual, es importante recordar que, el martes 8 de abril, la Comisión Europea delineó un plan que contemplaba la imposición de tarifas sobre más de 1,500 productos originarios de Estados Unidos. Este plan, que aguardaba la aprobación de los 27 Estados miembros, se estructuraba en tres fases a ejecutar en un periodo definido.
Entre estas fases, las primeras dos, programadas entre el 15 de abril y el 16 de mayo, implicaban la entrada en vigor de casi todos estos aranceles. Sin embargo, había ciertos productos, como la soja y las almendras, que no se verían afectados por estos cambios hasta el 1 de septiembre.
Así, las almendras se perfilan como un producto clave para entender lo que se avecina. Más precisamente, se requiere observar cómo las distorsiones en el mercado pueden llegar a manifestarse debido a la forma en que se ejecutan los aranceles. Advertimos que, inmediatamente después de la presentación del plan, el coordinador de organizaciones agrícolas y de ganado se acercó a enfatizar la «gran distorsión que enfrentará el mercado nacional de almendras debido a la introducción de estos aranceles».
Es fundamental recordar que España es el segundo productor mundial de almendras, con Estados Unidos liderando en este aspecto. Dicho retraso en la implementación de tarifas podría incentivar a «importadores a aumentar sus compras de almendras provenientes de California, lo que generaría una percepción de exceso de oferta en el mercado interno, alimentando la especulación y provocando que los precios que nuestros productores perciben sean notablemente bajos».
Resulta crucial observar cómo se desarrolla la campaña actual, que ha estado marcada por lluvias abundantes. Sin embargo, los agricultores de almendras se enfrentan a dificultades similares a las que enfrentan los productores de aceitunas. Esto implica que, cuando los precios se desploman, muchas fincas dedicadas al secado atraviesan serias dificultades. La negociación colectiva se ha descrito como “una trampa perfecta”, según el análisis de expertos.
Los 90 días representan un tiempo para prepararse para lo peor. Esto sugiere que lo que le ocurra a las almendras podría también afectar a muchos otros productos en el mercado. En las semanas recientes, hemos sido testigos de cómo la Alianza de Importadores de Vino en los Estados Unidos ha tomado medidas tajantes. Así, recomendaron que «todas las empresas estadounidenses suspendan sus envíos de vino, alcohol y cerveza provenientes de la UE». Este tipo de cancelaciones se ha vuelto común en muchas otras áreas comerciales, dejando en claro que la incertidumbre prevalece.
Por lo tanto, este alto el fuego de 90 días se convierte en la excusa ideal para recolectar distorsiones que obstruyen la normal funcionalidad de los mercados de materias primas, que indudablemente se encuentran en un estado de inquietud y temor respecto al futuro.
Imagen | Tim Mossholder | Miguel
En | Actualmente hay miles y miles de toneladas de aceite de oliva almacenadas en los Estados Unidos.