Ciencia y tecnología

En los años 70, los vinos sin añada eran considerados los de menor calidad. Actualmente, hay botellas de CVC que superan los 700 euros.

La terminología vitivinícola está repleta de términos que pueden resultar confusos para aquellos no familiarizados con el mundo del vino. Términos como cosecha, paternidad, reserva, gran reserva y el acrónimo CVC son solo algunos de los más comunes. Este último, que significa «conjunto de varias plantas», ha estado presente en la regulación del vino desde al menos 1974, según diversas fuentes Lo peor del peor vino español. Esta referencia ha sido ampliamente reconocida por las autoridades reguladoras, los profesionales de la industria y, muy especialmente, por el consumidor.

Pero, ¿qué significa todo esto? ¿Y por qué es importante? Los estándares europeos ofrecen cierta flexibilidad al permitir que hasta un 15% de un vino se elabore a partir de uvas de cosechas anteriores para «mejorar» el producto final. Esto se hace con el objetivo de lograr una mayor complejidad y redondez en el vino del año en cuestión. Cada año, la producción del vino es resultado de una serie de fenómenos naturales, humanos y climáticos que se entrelazan, convirtiendo a cada botella en una representación de un largo diálogo entre la tierra y la humanidad.

Por lo tanto, en la práctica tradicional del vino, se considera que si una cosecha requiere más del 15% de mezcla con uvas de años anteriores, es un indicativo de que algo no está bien: tal vez haya demasiadas imperfecciones que intentar «reparar».

No obstante, muchos de estos juicios son, en realidad, prejuicios. En 2017, el reconocido viticultor Marcos Eguren lanzó al mercado un CVC a un precio de 750 euros la botella, lo que provocó una oleada de escándalo y críticas. Sin embargo, esta reacción fue más un reflejo de prejuicios preconcebidos que de una valoración objetiva del vino. Por otro lado, la calidad del vino proveniente de la zona de Cantabria, específicamente del Sierra, continuó en aumento, lo que arrastra el precio de productos como La reserva especial de Vega Sicilia, una de las más prestigiosas de la región.

En un contexto en el que los «vinos dobles» siguen siendo una tendencia, además de que el cambio climático está afectando a las regiones vinícolas más emblemáticas, es cuestionable que continuemos utilizando métodos obsoletos. Hay que destacar que la mezcla de distintos vinos a menudo se utiliza no solo para mejorar el perfil de un vino mediocre, sino también para crear obras de arte excepcionales. Rudy Kurniawan es un claro ejemplo de cómo la manipulación en el mundo del vino puede tener repercusiones significativas.

¿Por qué, entonces, querríamos seguir atados a estos prejuicios?

La respuesta no es sencilla. Dado que hay múltiples maneras de disfrutar el vino. Para muchos consumidores, el vino no es solo un líquido con características organolépticas específicas; es también una experiencia cultural que conecta a los bebedores con la historia y el terroir de una región determinada, incluyendo sus dramas climáticos y la magia de la fermentación La historia de una pequeña parte de la tierra en el planeta.

Incluso en viñedos como los de Jerez, donde la homogeneidad de los productos es elevada, los matices que se logran a lo largo de los siglos pueden resultar en experiencias sensoriales extraordinarias.

Sin embargo, para una mayoría de los consumidores, una copa de vino no tiene las connotaciones de un viaje de descubrimiento. Un viaje enológico, climático y agronómico puede ser un concepto alienante. Muchos simplemente desean disfrutar de una copa de vino sin tener que preocuparse por la búsqueda del «mejor» producto posible a un precio razonable.

Una revolución que abarca todo. Hay una tendencia creciente en el mercado: muchos consumidores están optando por vinos de pequeñas producciones y alta calidad en lugar de elegir las opciones más populares y estandarizadas que a menudo se ofrecen. Esta misma dinámica se observa en otras áreas del consumo, como las hamburguesas y las experiencias de comida rápida y en la proliferación de gimnasios de boutique. El sector del vino no es ajeno a este cambio.

La cuestión que se plantea ahora es cómo esta revolución del vino se desarrollará en un contexto donde el cambio climático y la competitividad internacional presentan desafíos significativos.

Imagen | Klara Kulinova | Kevin Kelly

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