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El volcán Poás presenta indicios de actividad magmática y ha emitido la mayor cantidad de gases registrada hasta la fecha.

El volcán Poás ha entrado en una fase de actividad sostenida que se caracteriza por ciertos cambios significativos en su comportamiento interno. Esta modificación ha alertado a los expertos, quienes han estado monitoreando de cerca las condiciones del volcán.

De acuerdo con el Observatorio Volcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), este volcán ha presentado un aumento notable en la emisión de magma, así como en la cantidad de gases que libera, lo que es un indicativo de la agitación interna del mismo.

Desde el 23 de marzo, se ha observado una serie constante de estallidos que ocurren aproximadamente cada dos minutos. Estos eventos explosivos están acompañados por varias características preocupantes, tales como:

  • Emisiones secas que se comportan como lanzamientos
  • Proyección de fragmentos de roca brillante que pueden ser encontrados dentro del cráter
  • Un desgaste sin precedentes en la historia reciente del coloso volcánico

Un evento notable ocurrió el 30 de marzo, cuando un satélite centinela de origen europeo detectó que el volcán había liberado una masa considerable de 2200 toneladas de dióxido de azufre (SO₂). Sin embargo, las mediciones realizadas el martes de la semana siguiente excedieron esta cifra.

El experto Maarten de Moor, volcanólogo de Ovsicori, informó que “El flujo de gas es extremadamente alto en esta etapa. Ayer, medimos un sorprendente valor de más de 5000 toneladas de SO₂ por día, que es el más alto registrado para el volcán Poás”. Esta información es esencial, ya que un alto contenido de gases puede anticipar una erupción mayor.

Además, se ha observado un fenómeno de inflación en el edificio volcánico, notable por el levantamiento del suelo que se origina por la presión interna. Esta condición sugiere la inyección constante de fluidos provenientes de las capas subterráneas. Como apuntó de Moor, “Todavía hay inflación del edificio. Aunque no hemos detectado un cambio significativo, la inyección continua de magma o fluidos magmáticos es una probabilidad que no podemos ignorar».

Magma

En este contexto de actividad, es cada vez más evidente que el proceso de erupción contiene un componente magmático cada vez más relevante. Un análisis de las cenizas arrojadas indica la presencia de fragmentos que parecen provenir directamente del magma. Los especialistas ahora catalogan las erupciones como Freatomagmatics, lo que implica una interacción entre el magma y el agua que provoca la expansión del material magmático.

“Si bien se está produciendo salida de magma, este no es el componente predominante en las cenizas que hemos analizado”, resaltó de Moor. Actualmente, estos cambios sugieren una transición entre la actividad freática y los inicios de actividad magmática, lo que podría anticipar un cambio importante en el tipo de erupción.

Sin embargo, a pesar de la evolución y el desgaste constante del área, no se pueden hacer predicciones firmes sobre la naturaleza de una posible erupción magmática. “Aún es incierto si esto resultará en explosiones más intensas, o en una simple producción de magma pasiva como emisiones continuas”, señaló el experto.

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Gas y Aspen

En paralelo a esta actividad, los niveles de gas alcanzan cerca de 400 metros de altura, con corrientes de aire que se dirigen hacia el sureste. De forma esporádica, el volcán también ha emitido rocas calientes con temperaturas que superan los 300 °C, las cuales caen en direcciones norte y oeste desde el cráter, aunque sin poner en peligro a los visitantes del Parque Nacional.

Según indican las observaciones, “la vista del volcán se encuentra más alejada y elevada, lo que significa que los bloques de roca no están cayendo directamente sobre la ruta de los visitantes”, clarificó el volcanólogo. Se ha notado que este ciclo de actividad es diferente en comparación con fases anteriores; el cráter ha visto reducciones significativas.

De Moor subrayó que el objetivo no es causar alarma entre la población, sino dar una interpretación clara de los datos recopilados. “No queremos ser alarmistas, pero es importante resaltar que los niveles de gas que hemos registrado son los más altos que hemos observado en el Poás, y se encuentran acompañados por estas erupciones constantes”, concluyó.

Asimismo, los expertos han decidido mantener el nivel de advertencia en 3, lo que indica que debes tener precaución y estar alertas ante cualquier eventualidad.