Desde las primeras horas de este martes, el cráter del volcán Poás ha estado registrando explosiones regulares, que ocurren aproximadamente cada dos minutos, las cuales van acompañadas de impresionantes columnas de ceniza que alcanzan alturas de hasta 500 metros. Este fenómeno ha llamado la atención tanto de los expertos como de los visitantes del Parque Nacional, quienes pueden escuchar claramente los sonidos de las explosiones y a su vez, observar la caída de fragmentos de rocas en el área del cráter.
El ruido característico de estas explosiones puede ser percibido desde varios puntos dentro del parque, lo que ha generado preocupación y curiosidad entre los visitantes y residentes que se encuentren cerca. Además, la caída de materiales volcánicos dentro del cráter se ha vuelto visible, permitiendo a las personas apreciar de manera directa el impacto de la actividad volcánica.
De acuerdo con el Observatorio Volcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), la actividad volcánica se mantiene dentro de una serie de explosiones moderadas. Durante este evento, se ha observado una liberación constante de dióxido de azufre (SO₂) así como de otros gases, lo que indica una significativa actividad del volcán.
Además, se ha mencionado que el eje expulsado durante estas erupciones es seco, lo que provoca que los gases y partículas se transporten a distancias mayores a través de los vientos. Esto es un factor importante a considerar, ya que puede afectar la calidad del aire en áreas más alejadas del volcán. «Los residentes de comunidades cercanas a Grecia y Sarchí deben estar atentos a los cambios en su entorno, así como al olor característico de azufre que acompaña a estas emisiones», mencionó Ovsicori en sus declaraciones recientes.
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Gases y bombilla
A pesar de la actividad explosiva, el volcán Poás también ha mantenido un nivel constante de emisión de gases. Justo el domingo anterior, los expertos de Ovsicori registraron la liberación de más de 2200 toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera. «La situación actual refleja una congestión significativa dentro del sistema volcánico, lo que a su vez revela la presión interna que se genera en el volcán», apuntan los expertos en volcanología.
Expertos de Ovsicori han indicado que esta combinación de erupciones frecuentes, eje seco y alta actividad de degasificación sugiere que el volcán sigue operando de manera activa. Es crucial que estas condiciones se monitoreen cuidadosamente para garantizar la seguridad de las comunidades cercanas y de aquellos que visitan el parque nacional.
Según el volcanólogo Geoffroy Avard de Ovsicori, los bulbos visibles durante las erupciones se documentan gracias a la cámara de supervisión ubicada en el Massif. Esta cámara es capaz de operar en el espectro infrarrojo durante la noche, permitiendo la detección de temperaturas que el ojo humano no puede percibir. «El ojo humano solo puede distinguir bloques brillantes cuando alcanzan temperaturas de alrededor de 600 grados Celsius, mientras que la lava, o roca fundida, se encuentra a aproximadamente 850 grados», explicó el especialista. «Sin embargo, con nuestro equipo podemos identificar bloques con temperaturas de 250 a 300 grados, lo que indica que los materiales expulsados podrían estar a temperaturas más bajas de lo que se sospecha», agregó Avard.