En las exuberantes y fértiles colinas de la costa norte del lago Victoria, una nueva industria está floreciendo. El joven director Waiswa Aggrey Mubeerwa se encuentra en la fase de espera, anticipando que su increíble oferta de productos esté lista para ser enviada a mercados lejanos. Esta nueva iniciativa es un reflejo del potencial inexplorado de la sericultura en Uganda.
Waiswa fue contratado por la compañía textil limitada para supervisar las instalaciones de producción de seda ubicadas en Mukono, un distrito de Uganda que se encuentra aproximadamente a una hora en coche al este de la bulliciosa capital, Kampala. Desde su gran almacén, inaugurado en 2019, el negocio sigue acumulando seda y kapas en cantidades cada vez mayores. Actualmente, Waiswa está a la espera de una máquina de retiro que le permitirá iniciar el negocio de exportación de seda en Uganda, una oportunidad que podría transformar la economía local.
La sericultura, o el cultivo de gusanos de seda, es solo una de las numerosas iniciativas emprendidas dentro del Proyecto de Cooperación Sur-Sur (CSS), realizado por la FAO en colaboración con el gobierno de Uganda y el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China. Esta alianza busca promover el desarrollo económico en Uganda, utilizando su clima propicio y recursos naturales para cultivar árboles de morera, cuyas hojas son la única fuente de alimento para los gusanos de seda.
El entorno ideal de Uganda, caracterizado por temperaturas y humedad adecuadas, favorece el crecimiento de los moras. Los agricultores que desean embarcarse en el negocio de sericultura requieren no solo acres de tierra para plantar moreras, sino también camas elevadas para criar los gusanos de seda, así como un almacén que mantenga temperaturas interiores alrededor de los 27 °C, propicias para la crianza de este insecto tan delicado.
Una vez cultivadas las moras y criados los gusanos de seda, los agricultores pueden poner en marcha un negocio rentable. En mercados como el chino, un kilogramo de seda puede alcanzar fácilmente precios de hasta 50 dólares. Sorprendentemente, los agricultores locales pueden obtener hasta diez veces más de lo que ganarían con cultivos tradicionales, como el trigo, lo que muestra el inmenso potencial económico de esta industria.
Hasta finales de 2024, se habían distribuido aproximadamente 200,000 cortes de morera a 35 agricultores como parte de esta innovadora iniciativa. Adicionalmente, 44 agricultores recibieron capacitación sobre cómo producir las tazas de seda, en la que se les guió a través de las etapas del crecimiento de las larvas y se les proporcionaron consejos sobre sus necesidades alimenticias y la importancia de mantener un ambiente limpio y bien ventilado para el desarrollo óptimo de los gusanos de seda.
Wambedde Simon Waluba, uno de los primeros Ugandeses en involucrarse en esta nueva y emocionante actividad, es un joven graduado de 24 años de la Universidad de Makerere en Kampala. Proveniente de una familia que posee alrededor de seis hectáreas de tierra de moreras de alta calidad, Simon había estado buscando activamente maneras de revitalizar la producción de su hogar, que había sido improductiva durante varios años. Su interés en la sericultura creció al enterarse de las oportunidades que presenta este cultivo.
Simon, el hijo mayor de una familia numerosa con cuatro hermanos y cuatro hermanas, había estudiado ciencias sociales con el sueño de convertirse en director o de trabajar en una organización no gubernamental. Sin embargo, ante la difícil situación financiera de su familia, decidió que debía involucrarse y encontrar formas efectivas de ayudar.
“Me dijeron que podía generar un buen ingreso con esta actividad. Tenía que encontrar una manera de ayudar a mi familia financieramente; así fue como me interesé en este negocio”, explica Simon.
En su camino hacia el éxito, Simon recibió formación de manos de Waiswa Aggrey, quien a su vez se había capacitado con expertos en sericultura provenientes de China como parte del proyecto CSS en Uganda. Gracias a este esfuerzo combinado, Simon recibió semillas de morera y dos variedades de gusanos de seda, con instrucciones sobre cómo y cuándo sembrar los árboles y alimentar a los gusanos con las hojas adecuadas. Desde 2020, él ha estado proporcionando capullos de seda a la compañía, contribuyendo al crecimiento de esta nueva industria.
En Uganda, la sericultura, impulsada por el trabajo de Simon y otros agricultores, ha demostrado ser una vía prometedora gracias a la colaboración del proyecto CSS entre la FAO, China y Uganda, que brindó a los agricultores el conocimiento técnico necesario para prosperar en este campo y potenciar sus cosechas.
Cooperación Sur-Sur
El Proyecto de Cooperación Sur-Sur (CSS) establecido entre la FAO, China y Uganda tiene como objetivo aumentar la productividad de los agricultores Ugandeses, ofreciendo capacitación, tecnología y asistencia técnica en diversas áreas, que van desde la acuicultura hasta la sericultura, pasando por la producción de cultivos y la cría de animales. Dado que más del 70 % de la población depende de la agricultura, ya sea de manera directa o indirecta, la transformación del sector agrícola hacia actividades más comerciales es crucial para sacar a muchas personas de la pobreza, según Peter Muyimbo, coordinador adjunto nacional del proyecto en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Uganda.
Este proyecto CSS también ha potenciado la productividad de Uganda en áreas como la avicultura, el cultivo de arroz, la producción de panizo y la pesca, marcando un éxito notable. Aunque inicialmente se planificaron 9,600 beneficiarios, se estima que ya 70,000 agricultores de todo el país se han beneficiado directa o indirectamente del proyecto, creando un impacto significativo en las comunidades rurales.
El proyecto CSS, en colaboración con la FAO y China, no solo busca contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional, la creación de empleos dignos y la mejora de los medios de vida, sino que también se enfoca en atender de manera especial a comunidades marginadas, mujeres y jóvenes en su desarrollo económico, como subraya Peter.
Desde su inicio, el proyecto CSS ha contado con la participación activa de 56 agricultores desde 2012 y se ha convertido en uno de los ejemplos más duraderos de cooperación Sur-Sur entre la FAO y China, poniendo de relieve la importancia de los esfuerzos colaborativos en el desarrollo agrícola.
Para aquellos interesados en seguir la historia y ver imágenes relacionadas con este fascinante proyecto, se puede encontrar más información en: https://www.fao.org/newsroom/story/out-of-its-cocoon/es.