Hay inteligencia artificial dondequiera que miremos. Todo el mundo habla de ello, pero ¿cuál es su combustible? No son los datos ni los chips: es la electricidad. A medida que las empresas de tecnología occidentales, cada vez más hambrientas, buscan una forma de alimentar sus centros de datos, China ha decidido dar un paso diferente. Beijing ha diseñado un subsidio energético para su sector tecnológico con un objetivo claro: abaratar la energía que alimenta los cerebros digitales de su próxima generación de chips.
Subsidio energético. Desde septiembre, el gobierno chino ha prohibido a las principales empresas tecnológicas nacionales -entre ellas Alibaba, ByteDance y Tencent- comprar chips de inteligencia artificial de la empresa estadounidense Nvidia para impulsar la producción local.
Sin embargo, la consecuencia fue inmediata: los procesadores domésticos consumen más energía. Según el diario ChosunGenerar la misma cantidad de tokens con chips chinos requiere entre un 30% y un 50% más de energía que con el H20 de Nvidia, lo que provoca que las facturas de electricidad se disparen y que las empresas se quejen ante los reguladores.
Para cerrar esta brecha, los gobiernos locales introdujeron subvenciones que cubren los costos operativos hasta por un año completo. según los medios de Hong Kong on.cc. En estas provincias, la electricidad industrial ya era un 30% más barata que en las zonas costeras desarrolladas del este, pero con los nuevos incentivos el precio podría caer a 0,4 yuanes por kilovatio hora, un récord para la industria tecnológica de China.
¿¿Cómo funciona el plan energético? El esquema es relativamente simple pero estratégico. Los gobiernos locales ofrecen descuentos en electricidad de hasta la mitad a los centros de datos que utilizan chips fabricados en el país. Los operadores que utilizan procesadores extranjeros, como los de Nvidia o AMD, quedan excluidos del programa.
Además, las provincias energéticas recibirán apoyo gubernamental directo para financiar los reembolsos, con el objetivo de reducir la dependencia de las importaciones de tecnología y compensar el mayor consumo de chips locales. Según el Financial TimesLos centros de datos chinos que dependen de semiconductores nacionales son actualmente menos eficientes energéticamente, pero el subsidio tiene como objetivo alinear sus costos con los de los chips extranjeros más avanzados.
Estas regiones –Guizhou, Gansu y Mongolia Interior– se han convertido en focos de clusters de centros de datos gracias a su riqueza en energía hidroeléctrica y carbón. Allí, empresas como Alibaba y Tencent están construyendo nuevas instalaciones para albergar sus modelos de IA generativa, beneficiándose de menores costos de energía e incentivos fiscales. Esta política combina tres prioridades estratégicas: abaratar la energía, promover los chips nacionales y fortalecer la soberanía tecnológica. En el contexto de las restricciones estadounidenses, cada kilovatio subsidiado es también una declaración política.
Una política industrial con carga geopolítica. Hay un compromiso político a largo plazo detrás del plan energético. El Gobierno chino pretende que sus empresas tecnológicas sustituyan progresivamente los chips importados por procesadores nacionales, aunque esto suponga mayores costes a corto plazo. El subsidio a la electricidad sirve como puente temporal para que los gigantes nacionales introduzcan chips locales sin perder competitividad. Esta medida forma parte de una estrategia nacional más amplia de autosuficiencia tecnológica.
Como explica el Financial Times en su serie El estado de la IAChina está utilizando su “capacidad de movilización de toda la sociedad” para acelerar el desarrollo de la inteligencia artificial. El país ya es líder en número de patentes y publicaciones científicas en el campo de la IA, y aunque Estados Unidos sigue teniendo ventaja en chips y talento, la brecha se reduce cada año. El analista Dan Wang, citado por el mismo medio, señala: “China ha logrado un equilibrio único entre capacidad técnica, control gubernamental y despliegue industrial masivo, lo que le permite avanzar más rápido que otros países en la aplicación práctica de la IA”.
Mientras tanto en Occidente… La decisión de China contrasta con los desafíos energéticos de Estados Unidos. El jefe de Microsoft, Satya Nadella, advirtió que el verdadero cuello de botella para la IA ya no son los chips, sino la energía. De hecho, explicó que muchas empresas acumulan chips que no pueden conectar por falta de energía. Tanto Microsoft como Google ya están considerando construir reactores nucleares modulares para alimentar sus futuros centros de datos, una señal del enorme consumo energético que requiere la inteligencia artificial.
Mientras Silicon Valley lucha por conseguir electricidad, China la subsidia. Esta asimetría refleja dos modelos diferentes: uno impulsado por la intervención gubernamental y el otro impulsado por la competencia del mercado. Ambos comparten el mismo objetivo –sostener la revolución de la inteligencia artificial– pero con filosofías opuestas.
Un futuro conectado con el Estado. El subsidio chino no sólo reduce los costos, sino que también redefine la relación entre el Estado y el sector privado en la era de la IA. Como señaló el analista Arnaud Bertrand, las restricciones estadounidenses empujaron a China hacia un modelo diferente: más eficiente, más abierto y más colectivo. «Al operar con limitaciones de hardware, las empresas chinas han aprendido a optimizar recursos y compartir modelos abiertos como Qwen o DeepSeek». escribió Bertrand en la red social
Esta estrategia basada en la eficiencia y la distribución podría darle a China una ventaja a largo plazo en la adopción global, ya que cualquier empresa del mundo puede descargar y personalizar sus modelos.
El país que controla el enchufe. China no sólo fabrica los chips que impulsan su inteligencia artificial. También está construyendo la red eléctrica que lo hace posible. En un mundo donde los datos son el nuevo petróleo, Beijing ha decidido subsidiar el combustible del cerebro digital.
Mientras Occidente debate cómo conectar sus supercomputadoras, China las está conectando a un precio reducido. Y en esta carrera, quien controle el enchufe podría acabar controlando el futuro.
| El mundo de la IA tiene un problema: no hay energía para tantos chips

