Ludwigshafen (Alemania), 2 de mayo (DPA). El grupo químico BASF, originario de Alemania, reiteró hoy su firme compromiso hacia Asia como el mercado fundamental para asegurar el futuro y crecimiento sostenible de la empresa, destacando en particular a China como el núcleo de su estrategia comercial a largo plazo.
El director general de la compañía, Markus Kamieth, enfatizó durante la reunión general virtual de BASF, que se llevó a cabo en el contexto del selectivo DAX del mercado de valores alemán, que «Asia es y seguirá siendo el motor de crecimiento para la industria química». Esta declaración subraya la visión de BASF de no solo ser un jugador importante en el sector químico, sino también de adaptarse y evolucionar en un panorama global que está en constante cambio.
En este sentido, Kamieth agregó que «queremos seguir creciendo con el mercado chino». La nueva planta integrada que BASF está desarrollando en Zhanjiang representa una inversión significativa y se considera como la piedra angular de sus operaciones en la región. Se esfuerzan por potenciar las capacidades de producción y satisfacer la demanda creciente del continente asiático, donde se espera que la economía continúe su trayectoria ascendente.
Sin embargo, la estrategia de la compañía no ha pasado desapercibida para los críticos, quienes advierten que una vez más se está dependiendo de un régimen autocrático. Las complicaciones y amortizaciones que ha afrontado Rusia debido a la guerra de agresión contra Ucrania también son motivo de preocupación. La situación geopolítica en la región es volátil y podría impactar de diversas maneras en operaciones futuras.
Más allá de las fronteras de China, BASF está ampliando su foco en otros mercados en crecimiento, como India, Indonesia, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam. Según el director general, estos siete países concentran aproximadamente el 80 % del crecimiento global esperado para el sector químico hacia el año 2035. Este optimismo respecto a Asia contrasta con un panorama más moderado en Europa y América del Norte, donde la industria química crece a un ritmo débil y moderado.
En estos mercados más maduros, BASF está concentrando sus esfuerzos en aprovechar al máximo las capacidades existentes, buscando optimizar y mejorar su eficiencia. En relación con la incertidumbre provocada por la política arancelaria implementada por el expresidente estadounidense Donald Trump, Kamieth aseguró que «BASF está preparado» para adaptarse a los cambios que esto pueda suponer.
El director general también subrayó que la compañía está presente en todas las regiones clave del mundo y que produce localmente para satisfacer las necesidades de los mercados en los que operan. «Siempre ha sido una ventaja para BASF. Pero especialmente en estos tiempos complicados», comentó. Según él, «generamos más del 80 % de nuestras ventas en Estados Unidos con productos fabricados allí», y esta relación también se encuentra en niveles elevados en Asia y Europa.
A pesar de estas perspectivas, Kamieth reconoció que las consecuencias derivadas de la política arancelaria estadounidense sobre la demanda y el flujo comercial internacional son, en este momento, difíciles de prever. En la misma reunión, BASF reveló que sus ingresos habían disminuido un 0.9 % en el primer trimestre del año, alcanzando un total de 17.4 mil millones de euros (equivalentes a 19.715 millones de dólares).
Adicionalmente, el director financiero, Dirk Elvermann, reportó que el EBITDA ajustado había disminuido un 3.2 % interanual, situándose en 2.600 millones de euros. El beneficio neto atribuible a los accionistas fue reportado en 808 millones de euros, una caída notable en comparación con los 1.360 millones de euros del mismo período del año anterior.
A pesar de estos resultados menos esperados, la dirección de BASF reafirmó los objetivos a mediano plazo, manteniendo la meta de alcanzar un EBITDA entre 8.000 y 8.4 mil millones de euros para el año 2025. Sin embargo, no proporcionaron predicciones sobre la facturación y los beneficios fiscales en esta ocasión.