
El 2 de abril de cada año se celebra el Día Mundial del Autismo, una fecha de gran significado que nos invita a reflexionar sobre la importancia de crear entornos que sean más inclusivos, respetuosos y empáticos para las personas que están dentro del espectro autista, un trastorno que afecta el desarrollo neurológico.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que aproximadamente uno de cada 100 niños a nivel global tiene algún tipo de autismo. Esto subraya la necesidad de un enfoque proactivo en la educación y la aceptación social.
En el contexto de Costa Rica, aunque no se han llevado a cabo estudios exhaustivos, se estima que entre 20,000 y 30,000 individuos podrían estar diagnosticados con trastorno del espectro autista (TEA), según datos de la Universidad de Fidélitas. Sin embargo, las cifras oficiales del Ministerio de Educación Pública hasta 2022 reportaron solo 4,135 casos, lo que indica una posible subestimación de la situación.
Inclusión Real
En la Universidad Nacional (UNA), el proceso de inclusión de personas autistas se manifiesta tanto en el ámbito académico como en el laboral. Esto se evidencia a través de los testimonios de estudiantes y personal que destacan la relevancia del respeto, la información y el acompañamiento adecuado.
Karol Muñoz, una persona autista, compartió cómo la aceptación por parte de su entorno ha marcado una diferencia significativa en su vida. Expresó: «El autismo es mi lugar seguro donde realmente puedo ser yo mismo y sentirme cómodo para interactuar con otros sin temor al rechazo.» Esta declaración resalta la importancia de crear espacios seguros para la neurodiversidad.
Valeria Chavarría, otra estudiante, relató los obstáculos que tuvo que enfrentar al ingresar a la universidad sin un diagnóstico claro. «El primer año fue extremadamente complicado. La sobrecarga sensorial, la ansiedad provocada por las dinámicas sociales y mi propia falta de conocimiento sobre mi condición me llevaron a dudar de mis capacidades. Sin embargo, encontré un grupo de personas dispuestas a entenderme y apoyarme en mi camino», comentó.
Karol Muñoz es una persona y persona autista (foto cortesía/una).
Desafiando los Mitos
A pesar de los avances realizados en la concienciación sobre el autismo, siguen existiendo mitos y concepciones erróneas que afectan la percepción pública de esta condición. Por ejemplo, muchos creen que los individuos autistas son incapaces de sentir emociones, que no desean socializar o que el autismo es algo que se puede «curar».
Estas creencias erróneas contribuyen a fortalecer los estigmas en torno a las personas autistas, como lo indican expertos en el tema. «Las personas autistas perciben el mundo de una forma distinta, lo que puede presentarles retos en la interacción social y en ambientes universitarios. Sin embargo, tienen el potencial de desarrollarse plenamente si se les ofrecen las condiciones adecuadas», explica Chavarría.
Álvaro Solano, director de la carrera de psicología en la Universidad de Fidélitas, también hizo un llamado a la acción. «Las personas con autismo enfrentan desafíos particulares en su vida diaria, entre los que se incluyen la discriminación y la exclusión social. No obstante, con el apoyo correcto, estas personas pueden alcanzar grandes logros y aportar significativamente a la sociedad», afirmó.
Más Allá del Diagnóstico
La inclusión real no solo implica el reconocimiento social, sino también la garantía de que se ofrezca el apoyo adecuado y se eliminen las barreras físicas y sociales que enfrentan las personas con autismo. En este sentido, ambas universidades destacan la necesidad de adaptar los entornos educativos para facilitar la comunicación y promover la autonomía de los estudiantes autistas.
Desde la enseñanza del cuidado personal y trabajo en equipo, hasta la promoción de la interacción social y la integración en la vida laboral, los especialistas enfatizan que el apoyo debe personalizarse de acuerdo a las necesidades individuales, y no viceversa.
Tanto la Universidad Nacional como la Universidad de Fidélitas coinciden en que el cambio comienza con la educación de la sociedad en general. La eliminación de los mitos en torno al autismo, la creación de espacios para el diálogo y la visibilidad de la neurodiversidad son pasos esenciales para construir una sociedad más accesible para todos.
(Considerando la foto/Universidad de Fidélitas).