La historia, posiblemente apócrifa, menciona que Benjamin Franklin llevó a cabo su famoso experimento en 1752, en el que utilizó una cometa en colaboración con su hijo William. Este experimento consistió en «capturar» un rayo utilizando dispositivos voladores y una cuerda que se humedecía específicamente para este propósito. Era una manera innovadora de investigar las descargas eléctricas atmosféricas que han fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales.
Más de 270 años después, ya no enviamos una cometa para atraer estas descargas eléctricas, sino que hemos avanzado tecnológicamente hasta el punto de desarrollar nuevos dispositivos capaces de realizar esta tarea de forma más eficiente.
Un dron para la caza de rayos. Un equipo de investigadores japoneses ha creado un dron de seguridad en chorro que posee características especiales para atraer estas descargas eléctricas. Este innovador sistema se diseñó específicamente para desatar y conducir rayos hacia el suelo gracias al uso de un avión no tripulado, lo que representa un importante avance en la tecnología de captura de rayos.
Un flash volador. La función principal de este dispositivo sería actuar como un receptor de rayos volador. El mecanismo es lo suficientemente versátil como para acoplarse a cualquier dron comercial, lo que permite su uso en contextos donde las descargas eléctricas asociadas a tormentas puedan representar un riesgo. Esto aumenta la seguridad en diversas actividades, incluyendo la investigación meteorológica y otras operaciones al aire libre.
Según el equipo explicable, los costos asociados con los daños causados por los rayos ascienden a cifras enormes, solo en Japón, que se estiman entre 100,000 y 200,000 millones de yenes (aproximadamente entre 610 y 1,220 millones de euros) cada año. Estos daños no solo abarcan riesgos para la vida humana (y animal), sino que también representan peligros significativos para edificios e infraestructura crítica.
Jaula de Faraday. Sobrevivir a un rayo no es tarea fácil, y es por eso que la pieza más crucial en este dron es una jaula de Faraday. Este tipo de dispositivo se basa en el principio de que el campo electromagnético es nulo dentro de un conductor en equilibrio. Esto implica que ninguna tensión puede atravesar o ingresar a la jaula, lo que brinda una protección efectiva al dron contra descargas eléctricas, que son fenómenos impresionantes y peligrosos, ya que un rayo “típico” puede descargar hasta 30,000 amperios con 300 millones de voltios.
Pruebas ingeniosas. El equipo llevó a cabo pruebas exhaustivas de su mecanismo entre diciembre de 2024 y enero de este año. Durante una de las pruebas, en un campo de pruebas, se observó un aumento en la potencia del campo eléctrico en una nube que se había utilizado para evaluar el dispositivo a una altura de 300 metros.
El dron estaba conectado a tierra mediante un cable a través de un interruptor en el nivel del suelo. Al activar el interruptor, se registró una corriente considerable que circulaba a través del cable, concomitante con un aumento «significativo» en la potencia del campo eléctrico.
El equipo confirmó que hubo un paso de más de 2,000 voltios entre el cable y la tierra justo antes de que se produjera la descarga. El experimento fue declarado exitoso.
Uso único. Aunque el dron sobrevivió al impacto, la jaula que lo protegía no corrió la misma suerte. Según el equipo responsable del desarrollo, el dispositivo protector se derritió parcialmente debido a la influencia del rayo, pero el dron en sí mismo pudo continuar su vuelo sin sufrir daños importantes.
Energía sin precedentes. La escuadra que ha desarrollado este dron volador incluso menciona la posibilidad de aprovechar la energía de los rayos capturados por el aparato. Por el momento, todavía se está trabajando en cómo canalizar y controlar la inmensa energía que se libera en estos eventos naturales, que ocurren en un lapso breve pero contundente.
Es posible que en un futuro tengamos la capacidad de dominar por completo esta poderosa fuerza de la naturaleza. Si se logra, contar con un dispositivo versátil que pueda operar en el lugar adecuado en el momento correcto sería de gran utilidad para muchos campos de estudio y aplicaciones prácticas.
En , se destacó que el rayo más poderoso registrado tuvo lugar en Oklahoma, siendo 100 veces más fuerte de lo habitual y dirigiéndose hacia las estrellas.
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