Ciencia y tecnología

Analizamos los huesos de varios ratones que estuvieron en el espacio durante 37 días. Los resultados no son alentadores.

En noviembre de este año, siempre y cuando no ocurran sucesos inesperados, la humanidad estará lista para conmemorar un hito significativo. Se marcarán 25 años de presencia ininterrumpida de seres humanos en el espacio. La exploración de esta última frontera ha avanzado a pasos agigantados, permitiendo a los seres humanos permanecer en el espacio durante períodos más prolongados y continuar empujando los límites del conocimiento y la tecnología. Sin embargo, esta búsqueda de la exploración espacial conlleva un costo considerable.

El costo de la microgravedad. Un equipo de investigadores ha realizado un análisis detallado sobre los efectos de las misiones espaciales en ratones, y los hallazgos son preocupantes. Se observó que la estancia prolongada en el espacio impactó negativamente la salud ósea de estos roedores, quienes experimentaron una pérdida significativa de densidad ósea en varias partes de su anatomía.

Fémur, gran víctima. La pérdida de masa ósea no se distribuyó de manera uniforme en todo el cuerpo. De hecho, el equipo de investigación identificó que el fémur se convirtió en uno de los huesos más afectados, mostrando las cavidades óseas más extensas. Por otro lado, la región lumbar de las vértebras de estos mamíferos sufrió menos impacto en comparación.

Este fenómeno es de suma importancia para el estudio de la salud ósea en ambientes de microgravedad, donde la investigación ha llevado a la conclusión de que la microgravedad puede ser el principal factor detrás de la pérdida de densidad ósea. Sin embargo, los investigadores también sugieren una hipótesis alternativa que involucra la radiación como un posible desencadenante.

Aunque los ratones en la Estación Espacial Internacional (ISS) no estuvieron expuestos a niveles altos de radiación, el estudio plantea que si la pérdida de masa ósea se debiera a la radiación externa, se esperaría que los huesos más cercanos a la superficie del cuerpo mostraran un mayor daño. Sin embargo, los huesos más robustos, que se encuentran rodeados de músculos, no presentan el mismo nivel de deterioro.

37 días en órbita. Para llevar a cabo el experimento, se utilizaron ratones con el objetivo de evaluar cuánto tiempo influye el entorno de la estación espacial sobre su salud. Se formaron dos grupos de ratones: uno que fue enviado a la ISS para una misión de 37 días y otro que permaneció en la Tierra como grupo de control. Los investigadores lograron simular las condiciones de vuelo en el grupo de control, asegurando que fuera lo más parecido posible a las de los ratones en el espacio, salvo por la duración de la estadía en la órbita.

Similar, no idéntico. Los responsables del estudio explican en un video la importancia de las similitudes biológicas entre ratones y humanos, sugiriendo que los cambios observados en los roedores podrían ser indicativos de riesgos potenciales para la salud humana en el espacio. A pesar de las similitudes, también se deben considerar las diferencias relevantes.

Por ejemplo, se ha mencionado que los huesos de la zona lumbar son cruciales para soportar el peso de la parte superior del cuerpo humano, lo que puede implicar que estos huesos sean aún más susceptibles al deterioro en comparación con los de los ratones.

Los detalles completos del estudio fueron publicados en un artículo en la revista PLoS ONE.

Si no lo usa, pierde. El cuerpo humano, en su afán de optimizar recursos, tiende a reducir la masa ósea en condiciones de microgravedad, donde el esqueleto no tiene que soportar el peso del cuerpo, resultando en una pérdida de densidad y estructura ósea.

Otros riesgos. Mientras que la microgravedad se ha identificado como un factor clave en la pérdida de densidad ósea, hay otros riesgos asociados a los viajes espaciales prolongados. Un aspecto crucial es la radiación, la cual ha sido considerada un posible causante de la pérdida de masa ósea en los ratones estudiados.

La radiación presenta un desafío adicional, ya que aún en lugares como la Luna y Marte, donde la gravedad podría ayudar a mitigar el deterioro óseo asociado con la microgravedad, el riesgo de exposición a niveles más altos de radiación persiste. Esto es especialmente relevante, dado que la ISS se beneficia del escudo magnético de la Tierra, que no está presente en estos otros cuerpos celestes.

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Imagen | OLLA / Rukmani Cahill et al. (2025)