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Alemania se enfrenta a tres retos en el nuevo orden mundial en relación con las tarifas.

Hoy, Alemania ha despertado ante una realidad económica completamente alterada, tras el reciente anuncio realizado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sobre la introducción de nuevos aranceles comerciales que afectan a una amplia variedad de productos importados. Esta transformación en el orden comercial global puede tener repercusiones serias y duraderas en la economía alemana.

De acuerdo con las nuevas medidas, los Estados Unidos impondrán tasas generales de importación que empezarán en un mínimo del 10 % para todos los productos extranjeros, y este porcentaje se incrementará hasta un 20 % específicamente para los bienes provenientes de la Unión Europea (UE). Este cambio repentino ha creado incertidumbre entre las empresas y negocios exportadores, especialmente en un país como Alemania, que se destaca como uno de los mayores exportadores del mundo.

Los efectos de estas tarifas se materializarán completamente en el mercado alemán a partir del 9 de abril. En reacción a esta noticia, el índice bursátil DAX, que refleja el rendimiento de las acciones más importantes del país, experimentó un fuerte descenso del 2.3 % inmediatamente después de la apertura del mercado el jueves. Los inversores están especialmente preocupados por cómo esta situación impactará a sectores fundamentales como la industria automotriz, farmacéutica e industrial en Alemania.

Además, el asunto de los aranceles tendrá que ser discutido durante las actuales negociaciones políticas en Alemania, donde se están formando nuevas coaliciones entre la CDU/CSU de la Alianza Conservadora y los Socialdemócratas (SPD).

«Un día amargo»

Según Lisandra Flach, experta en comercio del Instituto IFO, hoy se ha convertido en un «día amargo para la economía global». Flach ha señalado que Alemania, como la economía más grande de Europa, enfrenta una serie de desafíos debido a esta nueva política de Estados Unidos, convirtiéndose en lo que se considera una amenaza triple para su estabilidad económica.

Primero que nada, hay que destacar que Estados Unidos fue el socio comercial más importante para Alemania en 2024, y por lo tanto, se prevé que las exportaciones alemanas a ese país sean las primeras en sufrir los efectos adversos de estas nuevas tarifas. El año anterior, las exportaciones alcanzaron un valor de 161,000 millones de euros (aproximadamente 177,000 millones de dólares), lo que representa casi el 10 % del total de exportaciones alemanas.

En segundo lugar, las altas tarifas que se aplicarán a China, alcanzando un 54 %, se anticipan como un catalizador que afectará directamente el poder adquisitivo de Beijing, lo que a su vez perjudica las perspectivas de las empresas alemanas en ese crucial mercado. Esta reducción en la demanda en China podría ofrecer una competencia directa a los productos alemanes, que se verían obligados a rivalizar con bienes que ahora tendrán acceso a nuevos mercados fuera de los Estados Unidos. Flach, incluso, opina que Berlín podría enfrentar una disminución del 0.3 % en su producto interno bruto (PIB) como consecuencia de estas decisiones políticas.

Todos tendrán las consecuencias

Desde un punto de vista político, Olaf Scholz, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, ha calificado los aranceles como un grave error económico. «Es un ataque a una orden comercial que ha generado riqueza en todo el mundo», afirmó, enfatizando que «toda la economía global sufrirá las consecuencias de estas decisiones precipitadas, afectando a empresas y consumidores a nivel mundial, incluso en los Estados Unidos».

Scholz advirtió que el enfoque del gobierno estadounidense es un camino que termina en la derrota para todos. Por su parte, Robert Habeck, miembro del gobierno saliente, comparó el impacto de la decisión de Trump con la invasión rusa a Ucrania y la crisis energética que desató en Europa. Las tarifas son vistas como una amenaza sin precedentes que podrían arrastrar a numerosos países hacia una recesión, con consecuencias desastrosas para cientos de miles de ciudadanos.

El sector automovilístico, especialmente golpeado

Particularmente afectada será la industria automotriz alemana, que se enfrenta a una «carga masiva» debido a la nueva política de aranceles. Según Hildegard Müller, presidenta de la Asociación Alemana de la Industria del Motor (VDA), los aranceles del 25 % sobre todas las importaciones de automóviles que entraron en vigor de manera inmediata son un «desglose fundamental en la política comercial». Müller destacó que las medidas anunciadas implican un desafío considerable tanto para las empresas como para las cadenas de suministro globales en esta industria.

Estados Unidos representa el mayor mercado de exportación para la industria automotriz alemana, que incluye marcas icónicas como Volkswagen, Mercedes-Benz, BMW y Porsche. De acuerdo con cifras de la VDA, cerca de 450,000 vehículos fabricados en Alemania fueron exportados a Estados Unidos en 2024.

Wolfgang Na Bed Market, de la Federación Alemana de la Industria (BDI), describió los nuevos aranceles como «un ataque sin precedentes al libre comercio y a las cadenas de suministro globales». Dijo que esta situación plantea una grave amenaza para las empresas orientadas a la exportación y pone en riesgo la riqueza, estabilidad, empleo, innovación e inversión a nivel mundial.

Una respuesta unida

Las diferentes partes involucradas han coincidido en que es imperativo que los países europeos respondan unidos a esta nueva política económica de Estados Unidos. Según Niederkk, «la UE debe reforzar sus alianzas con otros socios comerciales importantes y coordinar su reacción». En línea con esto, Scholz se mostró optimista, afirmando que la UE aún está dispuesta a negociar con Washington para evitar que se implementen las tarifas. «Nuestra meta es la cooperación, no el enfrentamiento», afirmó, aunque resaltó que los intereses europeos deben ser defendidos. «Europa responderá de manera unida y apropiada a las decisiones de Estados Unidos», concluyó.

Habeck, por su parte, también reiteró que si los aranceles se materializan, Alemania y la Unión Europea están listas para actuar. «Contamos con el mercado individual más grande del mundo. Debemos utilizar este poder», aseguró el ministro.