
La situación en el Canteon Grecia se ha vuelto crítica debido a la emisión de aire tóxico y la aparición de lluvia ácida, generadas por la continua actividad del volcán Poás. Esta problemática plantea serias inquietudes para los habitantes de la región, quienes deben lidiar con la calidad del aire que respiran.
En respuesta a esta emergencia, esta semana un equipo de expertos de Ovsicori y el laboratorio de química de la atmósfera de la Universidad Nacional (UNA) ha sido designado para realizar un meticuloso monitoreo de gases y partículas en la comunidad de San Luis de Grecia. Este esfuerzo busca recabar información crucial sobre cómo la actividad volcánica impacta en la calidad del aire que respira la población local.
Los profesionales involucrados destacan que su investigación no solo se centra en los fenómenos que ocurren en la cima del volcán, sino que también desean comprender cómo estos eventos influyen en la vida cotidiana de las personas. «Por lo tanto, es fundamental la instalación de un equipo de monitoreo capaz de detectar gases como el dióxido de azufre y otros contaminantes atmosféricos», comentó María Martínez, volcanóloga de Ovsicori.
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Aire contaminado
De acuerdo con José Pablo Sibaja, del laboratorio de química de la atmósfera, los primeros resultados han mostrado niveles alarmantes de contaminación en el aire de la región, con reportes que apuntan a condiciones inaceptables.
«En un registro realizado a las 2 de la madrugada del jueves, se reflejó una grave calidad del aire, evidenciada con un color rojo, que indica niveles de contaminación peligrosos. Este índice se mantuvo elevado hasta que, posteriormente, se registró una mejora en los niveles, gracias a la humedad y la lluvia que interrumpieron este fenómeno, proporcionando un alivio a la situación cerca del mediodía,» explicó Sibaja.
Sin embargo, también resaltó que este fenómeno natural tiene implicaciones serias para el medio ambiente y la salud pública. «El agua de lluvia que arrastra los gases y las partículas de azufre se traduce en lo que conocemos como lluvia ácida. Estas sustancias químicas se disuelven en las gotas de agua y llegan al suelo, afectando la vegetación, los suelos y las fuentes de agua que son vitales para la comunidad,» añadió Sibaja.
Los efectos inmediatos pueden notarse desde los primeros momentos de la lluvia, sobre todo si este fenómeno es severamente contaminante.
«El contacto con esta lluvia puede provocar irritaciones en la piel. En casos extremos, incluso puede decolorar la ropa; aunque no creemos que esta situación haya llegado a tal punto en este momento,» concluyó.
Equipo de monitoreo de calidad del aire, donde se detectan gases y eje. (Cortesía de la foto/uno).
Síntomas en humanos y animales
Las consecuencias de la actividad volcánica ya se hacen sentir entre los residentes de San Luis, quienes reportan una serie de síntomas como irritación en los ojos, conjuntivitis, problemas en la piel, así como malestar en la garganta, goteo nasal y tos, síntomas que se asocian comúnmente con la inhalación de gases y partículas tóxicas.
«Los seres humanos, al estar expuestos, pueden experimentar una serie de reacciones como lagrimeo, estornudos, producción de moco o tos. Esto se considera una respuesta natural del organismo para defenderse,» explicó Martínez.
Esta problemática no solo afecta a los humanos, sino también a los animales domésticos, que exhiben síntomas similares de incomodidad como estornudos y tos debido a la inhalación de gas y cenizas, que resulta muy molesto para ellos.
En áreas particularmente afectadas, como San Isidro de Trojas en Grecia, la crisis ambiental ha tenido repercusiones en la producción agrícola y ganadera. Según los expertos, la acidificación del suelo ha llevado al secado de los pastos y, para las vacas que ingieren las cenizas, los problemas digestivos como diarrea o bloqueos intestinales son trastornos comunes.
Martínez recordó que, durante las erupciones del volcán Turrialba entre 2016 y 2018, se reportaron casos de mortandad de ganado en granjas cercanas a Irazú.
«Nos informaron que hubo vacas que sufrieron perforaciones intestinales y terneros que murieron de hipotermia a causa de que las cenizas afectaron su capacidad de regular la temperatura de su cuerpo,» relató.
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Ash on Plant en San Juan Norte de Poás el 8 de abril de 2025 (cortesía de Photo/Karina Ugalde).
Comunidades afectadas
Entre los meses de marzo y abril de 2025, se han recibido informes de varias comunidades que han reportado la presencia de ceniza o el relevante olor a azufre en la atmósfera.
Estos datos han sido recopilados a través de las redes sociales y el contacto directo con los residentes de las áreas afectadas, lo que llevó a la creación de un resumen de los informes de la situación:
Informes en marzo,
A principios de abril,
Poás, Pasito, Santa Cecilia, Cabuyal, San Juan Sur, Sabana Redonda, San Pedro, Chilamate, Sabanilla, San Rafael, Carrizal, Cerro Alto, Carrillos, Guatusa, San Roque, Santa Gertrudis, Bolívar, alturas de Grecia, San Rafael de Naranjo, Santa E TIRA, Santa de Gertrudis de Grecia, de Naranjo, Atenas, Alajuela Centro, Pilas San Isidro y San José de Alajuela.
A mediados de abril,
- Grecia promedio y alturas altas
- Setillal y Puente Salas (Heredia)
- Horquetas en Sarapiquí
- Centro de San José
«Lo más crucial en este momento es continuar midiendo y comprendiendo cómo estos gases se comportan a lo largo del día y durante la noche. Ya poseemos evidencia clara de que afectan no solo a la salud humana, sino también a los animales y al medio ambiente,» concluyó Sibaja.
Las mediciones permitirán tener un panorama más claro sobre cómo actúan estos contaminantes en diferentes momentos del día y en diversas condiciones climáticas, como cambios en las lluvias o temperaturas extremas.