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Aumento de la inseguridad alimentaria aguda y la desnutrición infantil durante el sexto año consecutivo.

Ginebra/Nueva York/Roma/Washington, 16 de mayo (Elmundo.cr) – Según el Informe mundial de crisis alimentaria, publicado hoy, se ha observado un aumento alarmante en la inseguridad alimentaria aguda y la desnutrición infantil durante el sexto año consecutivo en 2024, empujando a millones de personas al borde de la tragedia en algunas de las regiones más vulnerables del mundo. Este informe es un llamado de atención sobre el estado crítico de la seguridad alimentaria y pone de manifiesto la urgencia de abordar estas crisis de manera efectiva.

Los datos presentados en el informe indican que factores como conflictos, inestabilidad económica, fenómenos climáticos extremos y desplazamientos forzados continúan siendo las principales causas de inseguridad alimentaria y desnutrición a nivel mundial, generando consecuencias devastadoras para muchas áreas que ya se encuentran en situaciones frágiles. Este contexto resalta la interconexión de las crisis humanitarias que afectan a diferentes naciones y regiones.

Para 2024, más de 295 millones de personas en 53 países presentaron niveles agudos de hambre, lo que representa un aumento de 13.7 millones de personas en comparación con 2023. Esta tendencia es alarmante, y se ha comprobado que el 22.6% de la población en las regiones más afectadas experimentó inseguridad alimentaria aguda. Es importante destacar que esta es la quinta vez consecutiva que esta cifra supera el 20%, lo que subraya la urgencia de una acción inmediata.

El número de personas que experimentan hambre severa, catalogadas en la fase 5 del CIF/CH, se ha duplicado en el mismo período, alcanzando un total de 1.9 millones de personas, una cifra que representa el nivel más alto registrado desde que se inició el monitoreo en el marco del informe hace varios años.

La desnutrición, especialmente entre los niños, ha alcanzado cifras alarmantes en áreas como la Franja de Gaza, Malí, Sudán y Yemen. Aproximadamente 38 millones de niños menores de cinco años padecen desnutrición aguda dentro de 26 crisis nutricionales que han sido documentadas. Estas cifras son un reflejo del impacto devastador que tales crisis tienen en las generaciones más vulnerables de nuestra sociedad.

Asimismo, el informe destaca un aumento significativo del hambre relacionado con desplazamientos forzados, que han afectado a casi 95 millones de personas. Esto incluye a desplazados internos, solicitantes de asilo y refugiados que residen en países críticos como Colombia, la República Democrática del Congo, Siria y Sudán, generando una situación insostenible en estos contextos alimentarios y humanitarios.

El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, ha declarado: «Este informe mundial de crisis alimentarias es otra crítica implacable de un mundo que distrae peligrosamente del abismo. Las crisis prolongadas ahora están siendo exacerbadas por una más reciente: la reducción drástica del financiamiento humanitario destinado a salvar vidas y atender estas necesidades. No es solo un fracaso de los sistemas, sino un fracaso de la humanidad. La existencia de hambre en el siglo XXI es injustificable. No podemos responder a los estómagos vacíos con manos vacías».

Factores importantes que promueven la inseguridad y la desnutrición alimentaria:

En el análisis del informe, se destaca que los conflictos son el factor determinante más crítico de la inseguridad alimentaria aguda, afectando a aproximadamente 140 millones de personas en 20 países y áreas específicas. La grave situación de hambruna en Sudán es una de las más alarmantes, al igual que otros puntos críticos donde la población enfrenta niveles catastróficos de inseguridad alimentaria aguda, como en la Franja de Gaza, el sur de Sudán, Haití y Malí.

Además, los trastornos económicos, como la inflación y la devaluación de la moneda, han tenido efectos devastadores en regiones como Siria, el sur de Sudán y Yemen, exacerbando la situación alimentaria en esos países. Las condiciones socioeconómicas siguen jugando un papel crucial en el aumento de la inseguridad alimentaria.

Por otro lado, los fenómenos climáticos extremos, incluyendo sequías e inundaciones causadas por el fenómeno de El Niño, han impactado a 18 países en crisis alimentaria, afectando a más de 96 millones de personas. Esto ha tenido consecuencias severas especialmente en el sur de África, el sur de Asia y el Cuerno de África, donde los desastres naturales han coincidido con otras crisis, complicando aún más la situación alimentaria.

Conclusión: De acuerdo con el informe sobre las perspectivas mundiales de la crisis alimentaria, es probable que episodios de hambruna persistan en 2025, dada la reducción significativa en el financiamiento humanitario para crisis alimentarias y nutricionales. Esta situación es insostenible y requiere atención inmediata.

Solicite un desglose humanitario atrevido para romper el ciclo de las crisis alimentarias

La inseguridad alimentaria aguda y la desnutrición han alcanzado niveles sin precedentes, en un momento en el que el financiamiento global experimenta su disminución más rápida en años, debilitando el impulso político necesario para abordar estas crisis. Para romper el ciclo del aumento del hambre y la desnutrición, es esencial implementar un desglose humanitario atrevido, cuya prioridad se base en medidas fundamentadas en datos concretos y centradas en resultados efectivos.

Esto implica que los recursos sean utilizados de manera compartida, enfocándose en las iniciativas que muestran efectividad y asegurando que las necesidades y voces de las comunidades afectadas sean el centro de cada respuesta implementada.

Además de las medidas de asistencia inmediata, la Red Mundial contra Crisis Alimentarias recomienda una mayor inversión en sistemas alimentarios locales y servicios nutricionales integrados. Esto es crucial para gestionar vulnerabilidades a largo plazo y fomentar la resiliencia frente a futuros desastres, particularmente en regiones propensas a crisis, donde aproximadamente el 70% de los hogares rurales dependen de la agricultura como medio de subsistencia.