El Volcán Poás ha continuado mostrando su actividad volcánica de manera notable el viernes 9 de mayo. Durante este día se han registrado algunos niveles de liberación de gases que, aunque no son muy densos, indican que el volcán sigue activo. Además, se observaron episodios de bombilla durante la noche, así como un patrón de comportamiento sísmico más estable en comparación con los datos de la semana anterior.
El volcanólogo Geoffroy Avard, quien es parte del equipo de la Observatorio volcanológico y sismológico (ovsicori), ha señalado que el Coloso sigue en una fase de erupción activa. A pesar de que el contenido de ceniza y otros materiales en el aire observado esta mañana es relativamente bajo, su presencia sigue siendo motivo de atención.
«Durante la noche, se registró una bombilla en el área del cráter, la cual fue captada por cámaras que operan en el espectro infrarrojo», comentó Avard. Su análisis revela que, aunque el brillo no parece ser intenso a simple vista, los sensores especializados han detectado una área de color rojizo, lo cual es un indicativo de la persistencia de materiales calientes que se generan a partir de la combustión de azufre en el volcán.
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Erupción y sismicidad del jueves
El volcanólogo continuó explicando que el jueves 8 de mayo, se presentó un repunte en la actividad sísmica, el cual fue seguido por un breve período de descanso de aproximadamente una hora. A partir de ese momento, alrededor de las 2 p.m., se produjo un evento eruptivo significativo que generó una pluma de más de 1,000 metros de altura, acompañada de una fuerte señal sísmica.
«Aunque las condiciones de la nube han dificultado la precisión en medir la altura exacta de la pluma, se estima que ha superado las millas de altura», agregó el experto. Este evento eruptivo tuvo lugar por la zona de la boca A, uno de los puntos más activos durante el ciclo eruptivo actual.
Después de este evento, la señal sísmica mostró una nueva disminución, lo que indica que el volcán ha entrado en un periodo de actividad más baja en las horas siguientes. No obstante, Avard subraya la importancia de seguir observando el volcán, ya que, aunque las erupciones no siempre son explosivas o visibles a larga distancia, es crucial mantener un monitoreo constante para asegurar la seguridad de las comunidades cercanas.
«Por lo tanto, el volcán continúa activo y en una fase regular de erupción», señala Avard. Este monitoreo permite también responder efectivamente a cualquier evolución que pueda ocurrir en la actividad volcánica. Observe más: Después de días de relativa calma, el volcán de Poás sorprende este jueves con un resultado de 1,000 metros