Este domingo 4 de mayo, un evento significativo tuvo lugar en San Roque de Barba, Heredia, donde se reunieron docenas de personas para participar en un POF y Oración Mundial para la paz en Israel y la liberación de los secuestrados que aún viven en Gaza. Esta movilización surge como respuesta al brutal ataque perpetrado por Hamas el 7 de octubre de 2023, un evento que ha conmocionado a la comunidad internacional y ha resaltado la urgencia de la paz en la región.
La actividad tuvo lugar en las instalaciones de la Iglesia de la visión apostólica mundial y se organizó de manera conjunta entre un grupo diverso de cristianos devotos, líderes religiosos, el grupo de baile G7, y la embajada cristiana en Jerusalén. Este evento no solo atrajo a ciudadanos locales, sino que también contó con la participación del Cónsul de Israel en Costa Rica, Amir Rockman, quien se unió a las oraciones y expresó su agradecimiento por el apoyo recibido por parte de la comunidad costarricense.
Un ataque que ha cambiado la historia
El ataque del 7 de octubre de 2023 por parte del grupo terrorista Hamas se describe como un acto sin precedentes que tuvo lugar en el sur de Israel, resultando en la trágica pérdida de más de 1 200 personas muertas, la mayoría de ellas civiles. Adicionalmente, se reportó la desaparición de al menos 250 personas que fueron secuestradas y llevadas a Gaza. Este ataque ha sido calificado como el más mortífero en la historia de Israel desde su establecimiento, desatando así un conflicto que continúa intensificándose hasta la fecha.
De acuerdo con la información oficial proporcionada por el gobierno israelí, actualmente 59 personas permanecen secuestradas, en su mayoría mujeres, ancianos y niños, cuyos paraderos y las condiciones en las que se encuentran son extremadamente inciertos y preocupantes para sus familias y comunidades.
Una voz que reclama de Costa Rica
El evento de oración celebrado en Heredia se enfocó en generar una luz de esperanza y una voz espiritual en favor de las víctimas del odio y la barbarie. Con himnos conmovedores, oraciones sinceras y presentaciones de danza cargadas de simbolismo, el evento se configuró como un acto de solidaridad. Esta actividad formó parte de una Iniciativa mundial, que se repite en diferentes países con el mismo propósito: Llorar por la paz y la liberación de los prisioneros.
«Fue un día emotivo, lleno de fe, donde levantamos nuestras voces en busca de la paz, la justicia y la vida», compartieron los organizadores, resaltando que el mensaje central del evento era promover la compasión y la solidaridad hacia aquellos que aún permanecen en el silencio y la incertidumbre.