Después de las 9 en punto, comenzó una reunión parlamentaria que reunió a seis personas encargadas de preparar el registro legislativo para el período 2025-2026, marcando así el final del último cuatrienio. Este evento es significativo no solo por la logística que implica, sino también por la historia que representa. El Parlamento de este año tiene el potencial de ser uno de los más históricos, ya que estamos ante la posibilidad de que sea la segunda vez en nuestra historia que un Diputado de la República asuma la presidencia del Parlamento durante cuatro años consecutivos.
Rodrigo Arias se perfila como ese candidato que alcanzaría tan controversial nominación, convirtiéndose en el segundo en administrar dicho cargo de forma ininterrumpida por un período similar. Este logro ya fue precedido por Francisco Antonio Pacheco, quien fue Vicepresidente del partido Liberación Nacional (PLN) entre los años 2006 y 2010, aunque el éxito fue subrayado por el liderazgo de Oscar Arias en esa época.
La nominación de Rodrigo Arias es respaldada por su colaboración con partidos aliados, incluyendo la Unidad Social Cristiana y el Partido Liberal Progresista, así como las candidaturas independientes de Cinthya Córdoba, Johana Obando y Gloria Navas. Incluso los votos provenientes del público, especialmente de Luz Mary Alpian, se presentarán a favor de la agrupación Verdiblanco. Estos datos son cruciales, pues indican que la elección de Arias como presidente de la Asamblea Legislativa está cada vez más cerca de materializarse.
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«Alguien menos Arias»
Sin embargo, la situación no está exenta de controversias, ya que hay otras figuras que buscan desbancar a Arias de la presidencia. En este contexto, Manuel Morales del Banco Público Progreso Democrat (PPSD) y Rosalí Brown de la Nueva República se han señalado como competidores. Morales ha manifestado con anticipación que espera obtener apoyo adicional de otros sectores políticos. Aparentemente, había una posibilidad de colaboración con el Frente Amplio, pero las tensiones surgidas durante las discusiones han puesto en peligro ese apoyo y han hecho que las conversaciones se calienten, llevando a una situación donde las alianzas están tambaleándose.
La jornada del lunes fue marcadamente activa, con un cambio notable en las posiciones dentro de ambos partidos, lo que tiene implicaciones directas sobre la oferta de apoyo al candidato Arias. Entre los cristianos sociales, Carlos Andrés Robles, Leslye Bojorges y Melina Ajoy también se han planteado como opciones que podrían afectar la estrategia de votos. Morales, frente a esta dinámica, ha señalado que lo más esencial es que se elija «a cualquier candidato menos a Arias», en un intento por consolidar su propia base de seguidores.
El candidato hizo hincapié en que, independientemente del resultado de la votación, es crucial que se tomen decisiones que reflejen las demandas de los costarricenses. Morales destacó su posición crítica hacia la administración de Arias, sugiriendo que no están «ofreciendo o dando posiciones según lo acordado», lo que pone en evidencia la tensión existente entre los aliados y los opositores de Arias. La transferencia de poder y las decisiones estratégicas en torno a la legislatura han sido objeto de críticas y observaciones agudas.
Finalmente, en un giro adicional a la narrativa, Fabricio Alvarado, líder de la Nueva República, aclaró que a pesar de la fuerte posibilidad de que el libertario asuma una posición clave, han decidido mantener la candidatura de Rosalí Brown a pesar de las tensiones en el ambiente. Esto sugiere que las negociaciones para otros puestos seguirán en curso, dejando abiertas las opciones para un futuro político más incierto.
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