En este momento, mientras el reloj avanza, las cifras proporcionadas por el Ministerio de Agricultura revelan que nuestro país cuenta con un total impresionante de 773,596 toneladas de aceite en las fábricas de petróleo. Es fascinante observar que casi la mitad de esta cantidad se encuentra concentrada en la provincia de Jaén, que a su vez posee más petróleo en sus fábricas de aceite que todos los demás industriales, empacadores y refinerías junto combinados. Este hecho despierta un gran ímpetu entre los actores de la industria, teniendo en cuenta que la producción de aceite de oliva es un elemento fundamental en la economía agrícola.
El dato es aún más asombroso; lo que se tiene en Jaén es casi el doble de la producción que generan otros productores, lo que posiciona a esta provincia como el verdadero Centro Gravitacional del sector del aceite de oliva. Sin embargo, la interrogante principal resulta ser si realmente los responsables saben aprovechar este considerable recurso que tienen en sus manos.
Regresamos al tema central. Echemos un vistazo a una corta evaluación sobre el desempeño de la producción de aceite de oliva. Luego de atravesar dos años de muchos desafíos y complicaciones, a finales de marzo, las bodegas de Jaén alcanzaron una recolección de unas 369,245 toneladas. Esta cifra no solo las consolida como las máximas productoras a nivel mundial, sino que además refuerza su posición dominante en el mercado.
En comparación, la provincia de Córdoba se sitúa en un segundo lugar con 135,865 toneladas, seguida de Granada con 74,124 toneladas. Sevilla y Málaga están un poco más atrás, con 44,158 y 13,590 toneladas, respectivamente. A su vez, Castilla-La Mancha aporta alrededor de 81,700 toneladas y Extremadura suma cerca de 27,000 toneladas. Si los registros son correctos, podemos concluir que permanecen 773,593 toneladas como reservas hasta que inicie la próxima temporada de recolección de aceite.
Además, la velocidad de venta es notable. Tal como mencionamos días atrás, según informes de la agencia de control de información y alimentos, en el mes de marzo se comercializaron «135,000 toneladas en diversas categorías, con un precio promedio de EUR 3.62». Esta tendencia de venta se ha asentado y se demuestra que la entrega actual no es sostenible, lo que significa que solo habrá suficiente para atravesar la próxima campaña.
Sin embargo, esto no presenta un inconveniente para el consumo. La comunidad es consciente de que el aumento en las ventas, combinadas con los precios bajos, han llevado a pérdidas que superan los 270 millones de euros en la industria del aceite. Esta situación es consecuencia de una serie de problemas y circunstancias adversas: el desbarajuste comercial generado por los aranceles estadounidenses, la situación económica frágil de los productores y la expectativa de que los precios podrían seguir al alza.
Este contexto se vuelve complicado ya que las empresas enfrentan dificultades para equilibrar sus finanzas, lo que implica que no pueden salvaguardar su situación económica a largo plazo.
¿Y ahora, qué sigue? Esa es la pregunta crucial que todos se están haciendo. Como hemos podido observar, el sector agrario en España tiende a trasladarse de un problema al siguiente sin encontrar soluciones adecuadas. En esta línea, los grandes retos a los que se enfrenta la producción de aceite de oliva permanecen en un limbo, sin respuestas claras o estrategias efectivas en el horizonte.
Imagen | Juan Moreno En | El precio del aceite de oliva en origen ha vuelto a la «normalidad». Lo que asombra a muchos es la reacción de los supermercados.