El desafío de abordar la enfermedad de Alzheimer es considerable, ya que la detección temprana se ve obstaculizada por el hecho de que los síntomas suelen manifestarse solo cuando el trastorno ha avanzado significativamente. En muchas ocasiones, esto resulta en un daño cerebral ya sustancial cuando finalmente se hace un diagnóstico. A pesar de la complejidad de este objetivo, alcanzar una identificación más temprana de la enfermedad podría revolucionar nuestro enfoque hacia el tratamiento de Alzheimer y ayudar a frenar la progresión del deterioro cognitivo que experimentan aquellos que padecen esta condición devastadora.
Eventualmente, este avance podría llevarnos a descubrir una cura.
El avance en análisis de sangre. Un equipo de investigadores ha desarrollado un novedoso análisis de sangre que se centra en la detección anticipada de la enfermedad de Alzheimer. Este test se apoya en un biomarcador sanguíneo, el P-Tau217, que presenta alteraciones mucho antes de que los síntomas sean evidentes en las personas que presentan la enfermedad.
Los resultados del estudio revelaron una asombrosa precisión superior al 90% para detectar la enfermedad. Extrajeron estos resultados sin que la edad, el género de los participantes, ni la presencia de otras patologías afectasen la eficacia del diagnóstico, independientemente de si la prueba fue realizada por especialistas o por personal clínico básico.
La ventaja de este biomarcador es que puede ser medido mediante herramientas que son tanto simples como de bajo costo. El proceso de evaluación es automatizado, lo que facilita la detección en una variedad de entornos clínicos, democratizando así el acceso al diagnóstico de la enfermedad. «Este hito representa un paso significativo hacia la inclusión de análisis de sangre simples para el Alzheimer en los sistemas de salud a nivel global», señaló el equipo responsable del estudio en una declaración oficial.
P-Tau217 y métodos de detección. Las metodologías de identificación fundamentadas en la conexión con P-Tau217 no son del todo desconocidas. Herramientas de este tipo ya se están utilizando en los Estados Unidos, y según lo afirman los investigadores, se anticipa que se extenderán pronto a otros rincones del planeta.
Esta nueva metodología está diseñada para ofrecer una alternativa más accesible y eficiente frente a las herramientas diagnósticas actuales. En el estudio, se evaluó la precisión de esta prueba bajo condiciones en el que podría utilizarse tanto en clínicas especializadas como en la atención primaria.
Ensayo en tres países. El ensayo que dio soporte a este análisis involucró a 1.767 participantes que presentaban síntomas cognitivos y se llevó a cabo en tres países: España, Italia y Suecia. Los pormenores del estudio se han publicado en un artículo en la revista Medicina Natural.
La nueva prueba contaba con dos intersecciones. Una de ellas es para interpretar resultados negativos: a partir de este umbral, se puede excluir la presencia de la enfermedad. La segunda intersección se utiliza para determinar resultados positivos: este límite denota la existencia de la enfermedad.
Esto genera una «zona gris» entre ambos puntos, donde los resultados pueden carecer de claridad. Sin embargo, el uso de un único umbral redujo la efectividad de la herramienta diagnóstica, según los investigadores.
Exactitud superior al 90%. El estudio encontró que la prueba logra una precisión de entre el 92% y el 94% cuando se aplica en el modo de reducción a dos intersecciones. Sin embargo, la precisión descendió a un rango de 83% a 87% si se utilizó un solo umbral y se realizó en personas de mayor edad.
«Cuando la metodología se aplicó en situaciones cercanas a la del paciente, la precisión variaba entre 92% y 94%», mencionó Noëlle Wärmenhoven, primera autora del estudio. «Esto es esperanzador, ya que es probable que este método se convierta en uno de los más utilizados en la práctica clínica a nivel mundial».
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