

El sector de la aviación se ha convertido en uno de los ámbitos más afectados por la guerra comercial entre Estados Unidos y China. En este contexto, además de las crecientes tarifas arancelarias que ambos países han impuesto, se suma la preocupación sobre los intentos de China de bloquear la entrega de nuevos aviones Boeing en su territorio. La información revelada por Bloomberg a inicios de esta semana destaca que las aerolíneas chinas enfrentan dificultades para adquirir equipos o piezas aeronáuticas a través de proveedores estadounidenses, lo que representa un golpe significativo para las operaciones comerciales en este sector.
Ante este complicado panorama, sería razonable pensar que el cierre de oportunidades para Boeing y otros fabricantes de aviación estadounidenses podría abrir un espacio para que empresas como Airbus o Comac capitalicen la situación. En parte, esto es cierto, pero es crucial hacer algunas distinciones. El mayor desafío que enfrenta Airbus radica en la necesidad de aumentar su capacidad de producción. En contrastación, los retos que enfrenta Cabel son relativamente menores. De hecho, Estados Unidos podría revitalizar su proyecto más ambicioso en un breve periodo si se implementan las estrategias correctas. Pero, ¿cómo podría suceder esto? Examinemos más a fondo los pormenores de este asunto.
Un avión con demasiadas piezas prestadas
En años recientes, hemos observado cómo China ha experimentado una transformación radical en diversas industrias, uno de los ejemplos más notorios siendo el sector automotriz. Si bien anteriormente los vehículos chinos eran percibidos con escepticismo y contaban con una escasa competitividad, hoy en día esta situación ha cambiado drásticamente. Un fenómeno similar podría estar gestándose en la aviación comercial. Mientras Airbus y Boeing continúan dominando el sector, parece que Comac ha estado buscando durante años una forma de penetrar este duopolio histórico.
Una de las piezas clave para que Comac logre este objetivo es el avión Comac C919, un modelo diseñado como contender directo de los aviones Boeing 737 Max y Airbus A320. Con capacidad para albergar entre 158 y 192 pasajeros y un rango de autonomía que varía entre 4,075 y 5,555 kilómetros, el C919 todavía tiene un uso limitado en la actualidad. Sin embargo, observando la dinámica del crecimiento en el gigante asiático, parecería que es solo cuestión de tiempo hasta que el C919 logre establecerse internacionalmente.
No obstante, este proyecto tiene un talón de Aquiles que a menudo pasa desapercibido: su profunda dependencia de la tecnología estadounidense. Esto es crucial a entender. El orgullo de la industria aeronáutica china, este desarrollo ambicioso, depende en gran medida de componentes esenciales fabricados por un país que es su competidor. Durante años, estos elementos han cruzado el océano sin grandes obstáculos. Pero una prohibición en este sentido podría poner en peligro el sueño chino de establecer un estándar regional propio en la aviación.
¿Cuáles son las partes de las que estamos hablando? Para tener un panorama más claro, resulta conveniente visitar Leeham News and Analysis Work, una firma especializada que ha estado siguiendo de cerca las ventajas y desventajas en el sector aeroespacial.
- Recordador de datos de vuelo – General Electric (EE. UU.).
- Radar meteorológico – Rockwell Collins (Estados Unidos).
- Sistemas de comunicación y navegación – Honeywell (EE. UU.).
- Antihielo de alas – Liebherr (Alemania).
- Componentes de aluminio para el fuselaje – Arcónico (EE. UU.).
- Motores: CFM International, una colaboración entre GE (EE. UU.) y Safran (Francia).
- Schubinvestor – Safran (Francia).
- Sistema de combustible – Parker (EE. UU.).
- Detección de incendios – Kidde (Reino Unido).
- Ruedas y frenos – Honeywell (EE. UU.).
- Neumáticos – Michelin (Francia).
- Tren de aterrizaje – Liebherr (Alemania).
- COLA y alas – Corporación de la Industria de Aviación en China (AVIC) (China).
Al observar la lista anterior, se puede apreciar la magnitud del impacto que podría tener la carencia de un componente estadounidense en la cadena de suministro del C919. Según Leeham News and Analysis, la guerra comercial representa una amenaza directa para el futuro del proyecto. En línea con esto se encuentra Ron Epstein, un analista del Bank of America, quien compartió su preocupación con Reuters: “Si China deja de adquirir componentes aeronáuticos de los EE.UU., el programa C919 se detendrá o morirá”, afirmó el analista.
Situación actual y proyecciones futuras
Recentemente, la guerra comercial ha escalado, con movimientos repentinos e impredecibles que continúan sorprendiendo tanto a individuos como a empresas y gobiernos. En este contexto, la actual prohibición de ciertos componentes por parte del gobierno chino parece que solo afecta a las aerolíneas por el momento, lo que permitiría a los fabricantes como Comac seguir adquiriendo las piezas necesarias de Estados Unidos. Sin embargo, esto es solo una solución temporal.
Por otro lado, la imposición de tarifas de represalia del 125% afecta directamente a las importaciones de componentes necesarios para el C919, entre otros elementos críticos como motores y frenos. Esta política significa que cada componente proveniente de Estados Unidos podría llegar a costar Casi dos veces y media más de lo que representa su precio original, una carga financiera considerable que podría poner en jaque la viabilidad económica de los fabricantes de aeronaves como Comac.
Por otro lado, el futuro a corto y medio plazo permanece incierto, ya que los actores involucrados continúan con la expectativa de cómo se desarrollará esta situación. Existe la posibilidad de que los diversos obstáculos impuestos por ambas naciones se levanten y el comercio se normalice nuevamente; sin embargo, también podría surgir un escenario adverso donde Estados Unidos implemente controles de exportación más estrictos, limitando el acceso a componentes clave para la aviación en China. Este tipo de acciones ya se han manifestado en otros sectores, como en el caso de Nvidia, donde se busca frenar el avance tecnológico de China en inteligencia artificial. Ante esta dinámica, se podría ver un incremento de la inversión china en el desarrollo de su propia tecnología, a pesar del evidente retraso que enfrenta del resto del mundo.
Fotos | Comac
En | Existen tecnológicos que están reaccionando a las tarifas de forma preemptiva para evitar el pánico por la recolección de productos