No es sorprendente que Givi Chubinidze, quien ha hecho de los viñedos heredados de sus antepasados su hogar, haya decidido seguir la tradición familiar. En el corazón de los exuberantes valles de la región de Ireti, en Georgia, los viñedos han florecido desde tiempos inmemoriales. La zona está rodeada por la majestuosa cordillera Likhi, donde diferentes variedades endémicas de uvas, tales como el Tsitska, el Krakhuna y el Comanasuri, han sido parte fundamental de la historia y del legado cultural de la región durante siglos.
A través de las generaciones, la familia de Givi ha dedicado su vida al cultivo de estas uvas autóctonas y a la elaboración de vino de calidad. Su pasión por este arte se refleja en sus palabras: «Mis antepasados eran enólogos», comenta Givi. «Uno de ellos fue encargado de la bodega real del último rey de Imereti en el siglo XIX», un vínculo que lo llevó a nombrar sus vinos «nanua» en honor a su antepasado.
Givi comparte que su principal motivación en el mundo del vino radica en preservar el legado de sus ancestros y dar continuidad a su labor. Sin embargo, en la actualidad, su enfoque va más allá de la producción de vino a partir de las uvas que cosecha. Posee y cultiva, además, alrededor de 120 vides endémicas con distintas variedades en sus tres hectáreas de tierra. Esta diversidad se ha convertido en una estrategia de resiliencia adaptativa ante los cambios climáticos que afectan la agricultura. «Una variedad puede adaptarse mejor a los cambios que otra utilizada anteriormente», aclara Givi.
Desde un punto de vista tanto práctico como cultural, Givi sostiene que las varietales de uvas georgianas son un «tesoro, patrimonio e historia del país». A medida que se acerca el año 2024, Givi se ha embarcado en un nuevo capítulo de su emprendimiento. Recibió una donación de pares de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en el marco del Programa Europeo de Vecindades relacionado con la agricultura y el desarrollo rural (Enpard). Este programa, respaldado por el financiamiento de la Unión Europea y el Gobierno de Suecia, busca potenciar el desarrollo rural y maximizar las oportunidades económicas en las áreas rurales de Georgia, además de contribuir a la seguridad alimentaria en la región.
Gracias a la contribución de pares, Givi ha conseguido mejorar su producción de vino a pequeña escala al integrar estándares modernos de seguridad alimentaria junto con técnicas de producción tradicionales. «Gracias a la ayuda financiera, obtuve el equipo necesario para almacenar vinos, un sistema de botellas al vacío y un nuevo destilador», explica.
Con su nuevo destilador, Givi ha podido perfeccionar la producción de Chacha, una bebida alcohólica destilada característica de Georgia. «El destilador de hierro fundido que tenía era antiguo y no cumplía con los estándares modernos», cuenta. «Ahora tengo un destilador de alta capacidad, que es de mucha mejor calidad y evita cualquier riesgo de contaminación en mi chacha».
Givi enfatiza la importancia de estas mejoras, que le permiten cumplir con los estándares de seguridad alimentaria y al mismo tiempo aumentar la rentabilidad de sus esforzados esfuerzos en la vinicultura.
Tradiciones familiares, seguridad moderna
La oferta de alojamiento agroturista para viajeros de diversas partes del mundo se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos para el negocio familiar de Givi. Por esta razón, la seguridad alimentaria es un aspecto crucial, dado que busca brindar experiencias auténticas de la hospitalidad georgiana y promover el turismo vinícola en Imereti. Como parte del paquete de apoyo proporcionado por la FAO, adquirió un sistema de refrigeración y unidades de aire acondicionado.
«Me ayuda a cumplir con los estándares de seguridad alimentaria, que son vitales para garantizar que mis huéspedes disfruten de productos de alta calidad, lo que a su vez cimenta una relación duradera y confiable con mis clientes», destaca Givi. Además, ha recibido capacitación básica sobre el análisis de peligros y puntos de control críticos, lo que le proporciona información sobre cómo recibir, producir y transportar alimentos desde sus instalaciones.
Herencia y hospitalidad
Además de la producción de vino, Givi invita a sus visitantes a participar en actividades locales vinculadas a la producción vitivinícola de Ireti. «Empleo métodos y tecnologías tradicionales, tal como lo hacían mis ancestros», afirma Givi. Muestra a sus visitantes el proceso de limpieza del Tchuri, un recipiente de barro usado para almacenar vino, con palos procedentes de un arbusto que crece en el entorno cercano.
Algunos de los visitantes tienen la oportunidad de plantar variedades raras de uva georgiana en los viñedos y jardines de Givi. «La mayoría de las personas no han oído hablar de muchas de las variedades de uva que tengo en mi colección», comparte Givi. «Cuando las plantan, pueden observar cómo crecen en este suelo y en estas condiciones climáticas, lo que les permite conocer la singularidad del vino que se puede producir a partir de ellas».
Givi también menciona que ha producido vinos con variedades de uva que no están disponibles en tiendas ni en bibliotecas dedicadas al vino. Su futuro se enfocará aún más en potenciar la hospitalidad y el intercambio cultural. «Esto me permitirá conocer mejor la cultura y los gustos de mis clientes, obteniendo información valiosa sobre los tipos de vino que debo producir en el futuro», anticipa.
Asimismo, Givi tiene grandes aspiraciones de internacionalizar sus vinos georgianos, enfocándose especialmente en el mercado europeo y aprovechando el acuerdo comercial preferencial firmado en 2016. «Contamos con diferentes tipos de vinos de alta calidad, aunque en cantidades pequeñas», comenta Givi. «Este tipo de productos son muy demandados en el mercado europeo, donde hay consumidores con un alto poder adquisitivo que buscan vinos de nicho».
Gracias a la adquisición de nuevo equipo a través del apoyo de la FAO, Givi ahora se encuentra en una posición más competitiva y favorable para alcanzar sus metas. «Con mejores herramientas y un mayor conocimiento sobre seguridad alimentaria, podemos adaptarnos a las regulaciones más estrictas en esta área», enfatiza, «y la seguridad alimentaria es clave para aumentar nuestra competitividad, tanto local como internacionalmente».
Givi concluye con gran orgullo: «Es un gran honor poder representar a mi país desde mi propio hogar, contribuyendo con mi trabajo a su desarrollo, lo que me llena de satisfacción». En el marco de Enpard, la FAO ha proporcionado donaciones a alrededor de 300 agricultores y productores en varias regiones de Georgia, asistiendo con el cumplimiento de estándares de seguridad alimentaria. Este programa, que comenzó en 2013, se enfoca en reducir la pobreza rural y fomentar el desarrollo sostenible en el país.
Para más información sobre esta historia y ver fotografías relacionadas, puedes visitar: https://www.fao.org/newsroom/story/endemic-grape-varieties-attract-agri-tourists/es.