
Recientemente, se ha instalado un innovador sistema de monitoreo de calidad del aire en la región, destinado a detectar la presencia de diversos gases, similar a los que se han observado en San Luis de Grecia. Esta iniciativa es parte de una colaboración entre el laboratorio de química de la atmósfera de la Universidad Nacional (ONU) y el municipio de Grecia, que busca abordar la problemática de la contaminación atmosférica en la zona.
El propósito principal de esta medida es realizar un análisis exhaustivo sobre los gases contaminantes y las partículas que se encuentran en las áreas pobladas cercanas al volcán Poás, uno de los volcanes más activos de Costa Rica. Esta evaluación es crucial para entender la calidad del aire que respiran los habitantes de la región y para identificar posibles riesgos para la salud pública.
José Pablo Sibaja, representante del laboratorio de química de la atmósfera, explicó que la ubicación del equipo fue seleccionada cuidadosamente, basándose en estudios previos que identificaron las áreas más susceptibles a los efectos volcánicos, especialmente en el contexto de la actividad del volcán durante el mes de marzo.
«Nuestro objetivo se centra en obtener información precisa sobre la calidad del aire en zonas donde hay una población significativa. Es esencial evaluar qué tipo de sustancias están inhalando las personas y en qué cantidades, así como determinar el tamaño de las partículas presentes en el aire», comentó Sibaja, destacando la importancia de estos datos para la salud pública.
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Datos de tiempo real
El nuevo medidor habilitará a los investigadores a analizar cómo varían estos contaminantes a lo largo del día y en distintas condiciones climáticas, lo que incluye responder a cambios bruscos como precipitaciones o fluctuaciones en la temperatura. Esta recolección de datos es esencial para entender la dinámica de la contaminación atmosférica.
«Es fundamental comprender cómo interactúan estas sustancias en función de factores climáticos a diferentes horas del día y de la noche», subrayó Sibaja, enfatizando la necesidad de proporcionar información clara y precisa a la población afectada, que podría estar expuesta a gases nocivos como el dióxido de azufre y el sulfuro de hidrógeno.
El análisis también se enfocará en caracterizar las partículas: su tamaño, la concentración y la duración de su presencia en la atmósfera. «Queremos conocer en profundidad qué patrones existen», concluyó.
Cada día, el equipo revisará los datos recopilados y, al final de cada semana, se elaborará un informe técnico que incluye los hallazgos más relevantes relacionados con la calidad del aire.
Con el monitoreo del equipo, se pueden obtener datos cruciales sobre la calidad del aire. (Cortesía de la foto/uno).
Posibles efectos
El alcance de este proyecto también se extiende a la evaluación de los efectos que estos contaminantes pueden tener en la salud de la población y en los ecosistemas de la región. Se espera que, a partir de la recopilación de datos, sea posible establecer una conexión entre la calidad del aire y la calidad de vida de los residentes locales.
‘En el futuro, aspiramos a entender la relación que existe entre la contaminación del aire y problemas de salud, como dificultades respiratorias o irritaciones cutáneas, e incluso cómo estos factores pueden contribuir al deterioro de infraestructuras”, enfatizó el experto.
El monitoreo adquiere especial relevancia en el contexto de la actividad continua del volcán Poás, que, en las últimas semanas, ha estado liberando gases a la atmósfera. Este fenómeno ha llevado a una serie de reportes de salud; según declaraciones del Ministerio de Salud, 71 habitantes han manifestado efectos adversos relacionados con la exposición a gases y cenizas del volcán en las áreas de Grecia, Poás y Sarchí.
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