Desde el inicio de la guerra, uno de los primeros movimientos del ejército ruso fue hacerse con el control de la central nuclear más grande de Europa, ubicada en Zaporiyia. En el transcurso de estos tres años, el Kremlin ha establecido allí una base militar estratégica, convirtiendo la planta en un objetivo frecuente de ataques y, como resultado, su operación ha estado suspendida. Recientemente, Estados Unidos tomó la decisión de reabrir esta instalación crucial, lo que podría traer cambios significativos en la dinámica de poder en la región.
Apropiación de recursos. La situación en torno a la central nuclear revela la falta de acuerdos entre las partes y el creciente interés sobre el manejo de las tierras raras. Durante una conversación telefónica, el expresidente Trump sugirió que Estados Unidos podría involucrarse en la gestión de los sistemas de energía nuclear de Ucrania. Las declaraciones de la Administración Presidencial de los Estados Unidos indicaron que esto podría ser una opción viable, como se expuso en un artículo de Reuters. Sin duda, este movimiento tiene como objetivo garantizar la seguridad energética de Ucrania en un contexto tan volátil.
El dilema de la “propiedad”. De acuerdo con la misma fuente de Reuters, se ha presentado un dilema relacionado con el término «propiedad». El presidente ucraniano ha manifestado que no tendría objeciones si Estados Unidos decidiera invertir en la central de Zaporiyia para su reconstrucción. Sin embargo, rechaza de manera categórica cualquier posibilidad de que este centro pase a control estadounidense, destacando así la importancia de no perder la soberanía energética del país.
Un punto estratégico. El control de la central nuclear de Zaporiyia no solo ha fortalecido la posición de Moscú en la región, sino que también se ha convertido en un instrumento de estrategia energética. Según un informe del Washington Post, el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia ha declarado que la transferencia de la planta a otro estado es «imposible», señalando de este modo su valor estratégico en la guerra.
Consecuencias para Ucrania. La central nuclear más grande de Europa representa una parte crucial de la infraestructura energética de Ucrania. Antes del conflicto, esta planta generaba alrededor del 20% de la electricidad del país, como indican las informaciones en el Washington Post. La pérdida de control sobre Zaporiyia ha forzado al país a redirigir recursos limitados para evitar una crisis energética, mientras la instalación continúa fuera de operación bajo el mando ruso.
Desafíos de seguridad. Desde el cierre de la planta, ambas partes en conflicto han acusado al otro de bombardear repetidamente la instalación, lo que ha llevado a la paralización de su funcionamiento por el riesgo de ataques. La preocupación por la integridad de los sistemas de enfriamiento ha aumentado, y hasta la fecha, la planta nuclear no ha reanudado su producción de energía, lo que impacta de manera negativa en la red eléctrica de Ucrania.
Posibilidad de reactivación. La planta de Zaporiyia, que era operada por Energoatom, una empresa estatal de Ucrania, enfrenta una situación crítica. Su director ejecutivo, Petro Kotin, advirtió en una entrevista con The Guardian que reiniciar la planta bajo las actuales condiciones traerá consigo serios problemas. El personal capacitado ha disminuido considerablemente, la infraestructura se ha visto gravemente dañada y el suministro de agua de enfriamiento ha sido comprometido desde la destrucción de la presa Nova Kakhovka en 2023, limitando el acceso al agua del río Dniéper.
Kotin estima que, si Ucrania recupera el control de la planta, el proceso para reactivarla podría durar entre dos meses y dos años, dependiendo de las condiciones en que se encuentre la central nuclear.
La postura de Moscú. El gobierno ruso ha sido claro en que no tiene planes de ceder el control de Zaporiyia y pretende reactivar el sistema, aunque aún no se ha especificado una fecha para ello. Según el Washington Post, el futuro de esta planta se presenta como uno de los principales desafíos que no solo influirán en el equilibrio energético regional, sino que también determinarán el curso de la guerra en Ucrania.
Imagen | DPA Alemania
| Un dron ruso ha abierto uno de los proyectos de ingeniería más complejos. El problema radica en el reactor sarcófago de Chernobyl 4.