





Al observar el Mapa de la Edad del Bronce, notamos que gran parte de Europa y el Medio Oriente se destacan como los actores principales en este antiguo periodo. Durante mucho tiempo, se creyó que Egipto representaba la única área con un avance significativo en la metalurgia dentro del continente africano, específicamente relacionado con el Bronce. A menudo pensamos que otras áreas estaban desiertas, ocupadas solo por los fenicios al inicio de los asentamientos y el desarrollo de técnicas metalúrgicas. Sin embargo, esto es un error que ahora se corrige.
Investigaciones recientes realizadas por jóvenes arqueólogos han revelado que Marruecos estaba, en realidad, más interconectado con otras regiones mediterráneas de lo que se había pensado anteriormente. El asentamiento de Kack Kouch es una evidencia contundente de esta conexión.
Los fenicios. Durante mucho tiempo, el Magreb no se incluyó en los debates sobre la historia tardía de la región mediterránea. Aunque sabíamos que estaba influenciada por la metalurgia del bronce europeo, la información era escasa, ya que solo había contribuciones a la metalurgia a partir de la colonización fenicia. Sin embargo, a partir del año 800 a.C. en Lixus, descubrimos que ya existían asentamientos estables en las costas mediterráneas de África.
Kach Kouch. En 1988, se llevó a cabo un descubrimiento significativo por un equipo de investigadores de Marruecos y España que dio con el asentamiento de Kach Kouch. Este hallazgo fue crucial, ya que la investigación de 1992 reveló que, entre los siglos VIII y VI a.C., una porción considerable de este asentamiento se había edificado con cabañas de barro.
Todo indica que Kach Kouch era un pueblo agrícola. Los arqueólogos suponen que fue fundado por fenicios del mar, quienes buscaban controlar las rutas marítimas del Mediterráneo desde la región del río Lau. La presencia de restos arqueológicos sugiere que los fenicios estaban involucrados, ya que se encontraron ánforas típicas de esta civilización utilizadas para transportar vino, aceite o trigo.
Congelado. Tras la excavación inicial de 1992, el sitio arqueológico permaneció sin ser analizado hasta más recientemente. El Proyecto arqueológico de Kach Kouch, dirigido por investigadores del Instituto Nacional de Arqueología en Marruecos, ha revitalizado el estudio del asentamiento. Esta investigación se llevó a cabo en dos fases, en 2021 y 2022, y aunque el interés arqueológico fue elevado, se incluyó un enfoque educativo para capacitar a los estudiantes en metodologías arqueológicas.
Los hallazgos superaron las expectativas de capacitación esperadas. Kach Kouch no era simplemente un asentamiento fenicio, sino que tenía un trasfondo histórico mucho más complejo. Gracias a herramientas modernas como drones, GPS diferencial, modelos 3D y análisis de radiocarbono, el equipo descubrió que el área había tenido tres fases de ocupación claras que conformaron su historia.
Ocupación de los antepasados. Las tres fases de ocupación se identifican entre 2200 y 600 a.C., y los investigadores se han centrado en esas etapas específicas a partir de los restos encontrados en las excavaciones.
- Primera fase: entre 2200 y 2000 a.C., los restos son limitados, como fragmentos de cerámica sin decoración y huesos de ganado. Indica posiblemente una ocupación esporádica.
- Segunda fase: abarcando el periodo de 1300 a 900 a.C., se evidencia un asentamiento más estable, con construcciones circulares y almacenamiento, que sugiere el inicio de una sociedad sedentaria. En este tiempo, Kach Kouch fue un centro agrícola, con cultivos de cebada y trigo, complementado por la cría de ganado.
- Tercera fase: entre 800 y 600 a.C., la influencia fenicia se vuelve notable. Esta fase se caracteriza por una mezcla de elementos culturales fenicios y autóctonos, incluyendo cerámicas, herramientas de hierro y una arquitectura más sofisticada.
El metal. Este descubrimiento demuestra que Kach Kouch ya era un asentamiento estable siglos antes de la llegada de los fenicios. No obstante, un hallazgo clave es el primer objeto de bronce encontrado en esta región, que probablemente se consiguió a través de redes comerciales más amplias en el Mediterráneo. Este hito, un fragmento de bronce datado entre 1110 y 920 a.C., representa la prueba más antigua de metalurgia del bronce en el área del Magreb.
Su relevancia es tal que este hallazgo transforma la perspectiva arqueológica sobre el norte de África, ya que, a pesar de ser un artefacto relativamente pequeño, su antigüedad lo establece como el objeto de bronce más antiguo conocido en la región, brindando un nuevo contexto histórico.
La influencia fenicia. Hanza Benattia, una de las autoras de este estudio y directora del proyecto arqueológico de Kach Kouch, ha declarado que, sin duda, los fenicios tuvieron un impacto significativo en esta región durante los siglos VIII y VII a.C. Los habitantes del asentamiento continuaron con sus prácticas culturales y económicas anteriores, pero la interacción con los fenicios aportó nuevos elementos a su cultura y modos de vida.
Algunos ejemplos de este intercambio cultural incluyen la coexistencia de diferentes arquitecturas, como casas circulares junto a otras de forma cuadrada construidas con piedra, junto con estructuras de madera y barro, que combinan técnicas tanto locales como fenicias. Además, productos como vino y aceitunas empezaron a ser cultivados con mayor énfasis, mientras que la cerámica y el uso de objetos de hierro comenzaron a integrarse en la vida diaria.
Las primeras evidencias de estas prácticas se remontan a 1992, momento en el que se consideró el asentamiento como puramente fenicio. Sin embargo, el director del proyecto enfatiza que, para el 600 a.C., el sitio fue eventualmente abandonado sin que exista evidencia de violencia, lo que sugiere que cambios sociales o económicos llevaron a los residentes hacia áreas más prósperas.
Buscar. Es fascinante observar cómo un simple artefacto, que inicialmente se pensó que no debería estar presente, está alterando no solo la visión de la historia de un lugar específico, sino también la de una amplia región. El Magreb había sido en gran medida excluido del discurso sobre la historia tardía del Mediterráneo. Como señala Benattia, este descubrimiento representa «no solo un avance en la arqueología, sino también una invitación para revaluar las narrativas históricas predominantes».
«El sitio de Kach Kouch brinda la oportunidad de reescribir la historia del norte de África, otorgándole la visibilidad que siempre ha merecido», afirmó el arqueólogo. Quizás la investigación futura se centrará en explorar las interacciones entre el Magreb y el resto del Mediterráneo en tiempos antiguos.
Claramente, este asentamiento se presenta como una oportunidad para que otros sitios arqueológicos en la región (y en otras partes del mundo) sean revisados usando técnicas modernas y con un enfoque más exhaustivo que el aplicado en el pasado.
Fotos | La conversación, Rowanwindwhistler, Arqueo
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