Ciencia y tecnología

Si bien no ha sido inusual en las últimas semanas, ahora se está gestando una tormenta récord en el Atlántico.

Mientras los efectos del próximo frente de Nuria empiezan a ser notables en la península, los meteorólogos están dirigiendo su atención hacia lo que se avecina después. Según lo que se ha anticipado, lo que vendrá es Como dice González Alemán, una impresionante pero inusual tormenta del Atlántico. Este fenómeno se distinguirá no solo por su fuerza, sino también por ser posiblemente uno de los eventos meteorológicos más profundos que se hayan registrado hasta la fecha.

Un Atlántico muy extraño. En los últimos años hemos visto una notable cantidad de lluvia en distintas regiones, lo que ha llevado a muchas conversaciones sobre los acumulamientos de agua, embalses y desbordamientos. Sin embargo, lo que tal vez no hemos explorado lo suficiente son los aspectos relacionados con la circulación y la dinámica atmosférica en el Atlántico. Estos factores son, de hecho, «realmente interesantes y dignos de análisis», ya que proporcionan una visión más completa de las interacciones climatológicas en juego.

Otra rareza. En el contexto de las próximas jornadas, los modelos meteorológicos indican que se podría formar una potente y inusual tormenta atlántica con presión de 969 HPA. Esta cifra es indicativa de una tormenta que, si se materializa, podría ser recordada como la más profunda de todas. Esto nos lleva a preguntarnos sobre las consecuencias que ello podría tener en nuestro territorio.

¿Qué significa eso? Al igual que un anticiclón se define como un área de alta presión, las tormentas son esencialmente zonas donde la presión es baja. Esto tiene implicaciones muy prácticas, ya que propicia lo que se denomina «Convergencia del aire a nivel del suelo». En términos sencillos, esto significa que el aire circundante fluye hacia estas áreas de baja presión para «rellenar» el vacío, creando así corrientes que dan lugar a las características propias de las tormentas.

En la terminología meteorológica, «mayor profundidad» implica «menor presión», lo que a su vez desencadena corrientes de aire poderosas y numerosas.

¿Deberíamos estar preocupados? Esta es la pregunta crucial, dado que, como hemos podido observar, las proyecciones indican que la lluvia será una constante en España a partir del 11 de abril. Este fenómeno podría estar ligado a los frentes asociados a esta tormenta que se avecina. Sin embargo, la situación no es tan clara como parece.

En primer lugar, el hecho de que se pronostique más lluvia de lo normal durante la Semana Santa no garantiza que esta será en las cantidades que normalmente esperamos. En España, hemos aprendido a distinguir entre dos tipos de tormentas: aquellas generadas por DANA (de alta ineficiencia) y las tormentas profundas que, como sucedió en marzo, son particularmente beneficiosas para llenar los embalses. Si bien hay más categorías, es importante entender esta clasificación para no confiar únicamente en los pronósticos sin tener en cuenta estas dinámicas.

¿De verdad lloverá? La respuesta es afirmativa, pero la incertidumbre radica en la intensidad y la forma de esa lluvia.

Y en segundo lugar? El impacto de las tormentas en Europa depende de otros factores en juego. Un buen ejemplo de esto es una carta que podría estar bloqueando la llegada de esta tormenta a la península. Los modelos de predicción sugieren la existencia de este tipo de bloqueo, lo que puede alterar la trayectoria proyectada de la tormenta.

Esto, por tanto, no significa que tengamos certezas absolutas. Existen múltiples escenarios posibles y, lo más probable es que la tormenta se convierta en un evento inusual, sin causar efectos devastadores en el país. Esto, en última instancia, podría ser una suerte.

Imagen | Polarvx

En | Después de las lluvias de marzo y el llenado de embalses, nos enfrentamos a otro dilema: ¿quién se beneficia realmente de esta agua?