En la mayoría de las sociedades y países del mundo, es un hecho notable que la esperanza de vida de las mujeres suele ser superior a la de los hombres. Este fenómeno puede parecer sorprendente a primera vista, pero al examinarlo más de cerca, encontramos muchas variables que podrían jugar un papel crucial en esta diferencia. Por ejemplo, es común pensar que los hombres tienden a involucrarse más en actividades de riesgo, que van desde el consumo de tabaco hasta comportamientos imprudentes al conducir, lo que los pone en mayor peligro de sufrir accidentes o enfermedades asociadas a estos hábitos. No obstante, esta es solo una de las muchas explicaciones posibles para este fenómeno demográfico.
Genética. Recientemente, un equipo de investigadores ha descubierto un mecanismo genético que podría ofrecer una explicación adicional sobre por qué las mujeres tienden a tener una mayor longevidad en comparación con los hombres. Este hallazgo resulta especialmente relevante porque sugiere que hay factores biológicos subyacentes que pueden ayudar a proteger a las mujeres del deterioro cognitivo a medida que envejecen.
Los cromosomas apagados. El ser humano, generalmente, cuenta con 23 pares de cromosomas que determinan nuestro género. En el caso de que una persona herede un cromosoma X y otro Y, el resultado es el desarrollo masculino, ya que el cromosoma Y es dominante sobre el X. Sin embargo, cuando una mujer hereda dos cromosomas X, uno de ellos permanece activo mientras que el otro permanece «silenciado». Este modelo se considera fundamental para entender el desarrollo del género, aunque la naturaleza es sorprendente, y en ocasiones nos ofrece descubrimientos inesperados. Recientemente, se ha observado que algunos genes en este cromosoma X aparentemente «dormido» podrían no estar tan inactivos como se pensaba.
En el hipocampo. En un estudio reciente llevado a cabo por EK y su equipo, se reconoció que aproximadamente veinte genes fueron reactivados en el cromosoma X silenciado en células del hipocampo de ratones participantes en la investigación. Esta activación se observó durante las etapas avanzadas de la vida de estos animales, específicamente en el hipocampo, y se relacionó con una mejora en la capacidad para mantener las habilidades cognitivas a medida que envejecen, lo que marca un importante avance en nuestra comprensión de la biología del envejecimiento.
Según se indica en un comunicado de prensa, “en el envejecimiento típico, las mujeres presentan un cerebro que parece más joven y muestran menos déficits cognitivos en comparación con los hombres”. Dena Dubal, coautora del estudio, destacó la importancia de estos resultados al sugerir que los genes apagados en el cromosoma X de las mujeres son reactivados a lo largo de sus vidas, contribuyendo potencialmente a retener funciones cognitivas en edades avanzadas.
Entre los 22 genes reactivados, uno de ellos es PLP1 (Proteína proteolípida 1), el cual juega un papel significativo en la producción de mielina, una sustancia fundamental que rodea y protege las fibras neuronales. Está relacionado con la aparición de enfermedades como la esclerosis múltiple, lo que sugiere que la activación de este gen podría tener implicaciones importantes para la salud neurológica en las mujeres a medida que envejecen.
Modelos animales. El equipo realizó el estudio en ratones de laboratorio, combinando dos líneas diferentes para poder identificar claramente los cromosomas X en cada animal. Al medir la expresión génica en el hipocampo, encontraron que la reactivación de genes en las hembras ocurría aproximadamente después de 20 meses de vida, lo que en términos humanos correspondería a una fase avanzada de la vida.
Los resultados detallados de este estudio fueron publicados en un artículo en la revista Progreso de la ciencia, marcando un hito en nuestra comprensión de los mecanismos que podrían contrarrestar el deterioro cognitivo asociado con la edad.
¿Y en humanos? Actualmente, el equipo se encuentra investigando si esta activación también se presenta en las mujeres mayores. Los hallazgos preliminares sugieren que podría ser el caso, ya que en algunas muestras de tejido cerebral examinadas se detectó la presencia del gen PLP1 en las regiones analizadas, similar a lo observado en los ratones del estudio. Esto abre nuevas vías de investigación que podrían tener implicaciones significativas para la medicina geriátrica y la salud de las mujeres a lo largo de sus vidas.
En | La clave para una vida larga no solo radica en los genes, sino que hay factores ambientales que también influyen. La buena noticia es que muchos de estos factores están bajo nuestro control, lo que nos brinda la oportunidad de mejorar nuestra calidad de vida.
Imagen | Aris sfakianakis / Gadek et al. (2025)