El Mundo

Crece el miedo entre los indocumentados, de cara a las elecciones en Chile – Al Día cr

Los extranjeros indocumentados, unos 337.000 y en su mayoría venezolanos, están en el punto de mira de la derecha que compite con el centroizquierda en las elecciones generales de este domingo.

«Si me van a llevar, pues nada que hacer. Pero irme, tomar la decisión yo mismo, no», dice García, de 30 años. A pesar de no tener papeles vive tranquilamente.

Vive en el asentamiento Nuevo Amanecer, al oeste de la capital chilena, donde unas 2.000 familias se apiñan junto a lo que era un montón de escombros.

En gran número son haitianos, peruanos, venezolanos y colombianos, muchos de ellos indocumentados.

Construyeron casas modestas, una adosada a la otra. Tienen agua potable pero no hay alcantarillado. Están conectados clandestinamente a la red eléctrica y los niños juegan en los caminos de tierra.

La campaña electoral del domingo en Chile se desarrolló en un contexto dominado por el miedo a la inseguridad que una mayoría asocia a los inmigrantes indocumentados.

Aunque la tasa de homicidios se ha triplicado en la última década (de 2,5 a 6,7 ​​por 100.000 habitantes), según los últimos datos de la ONU, está por debajo del promedio de la región de 15 asesinatos por 100.000.

La población migrante se ha duplicado en siete años en Chile, alcanzando el 8,8% del total en 2024 en este país de 20 millones de habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

«Tienes miedo»

La izquierdista Jeannette Jara y el ultraderechista José Antonio Kast encabezan la intención de voto y irían a una segunda vuelta el 14 de diciembre.

Detrás de él en las encuestas se encuentran dos candidatos de derecha: Johannes Kaiser y Evelyn Matthei.

La lucha contra el crimen y la migración irregular es el foco de los programas de todos los candidatos, pero con Kast y los demás candidatos de derecha lo serán también los indocumentados no deseados en Chile.

“Imagínese, me envían a Venezuela y no tengo casa allí. Cuando mis hijos ya tienen una vida estable en Chile”, dice Suhey García.

Con su esposo y sus tres hijos –ahora de 13, 12 y 8 años– ingresaron por un cruce no autorizado desde Bolivia.

«una oportunidad»

Al igual que otros inmigrantes indocumentados, viven una vida relativamente normal en el Chile actual. Aunque una normativa reciente les impide regularse, no hay redadas antiinmigrantes, tienen acceso a servicios de salud y pueden inscribir a sus hijos en el sistema público.

También empleados en el comercio informal o como repartidores, guardias o jornaleros en el campo.

Beneficios que desaparecerían con Kast.

La ultraderecha apoyó su campaña deteniendo a los indocumentados hasta su expulsión, impidiendo su entrada con un muro y soldados en la frontera por la que entró García.

«Me parece injusto porque todos somos humanos. Y al menos yo no vine a cometer un delito. ¿Por qué nos meten a todos en el mismo saco?» preguntó.

La colombiana Nancy Guevara permaneció ilegal en Chile luego de ingresar como turista en 2024. Conoció a un haitiano que lleva ocho años indocumentado en el país y terminaron viviendo en Nuevo Amanecer.

Juntos podrían trabajar de manera informal. Mientras camina por una de las calles de tierra del asentamiento, le envía un mensaje a Kast: «Hay que darle una oportunidad a la gente. Darles papeles para que no caminen ilegalmente».

Incluso los inmigrantes con estatus legal temen el ascenso de la derecha.

“Dicen que van a echar a los inmigrantes y a las ocupaciones (…) Pero no tenemos adónde ir”, dice Wilmer Carvajal.

Este peruano de 40 años, que vive en Chile desde hace 13, teme que si esto sucede lo echarán a la calle con «niños y todo».