Ciencia y tecnología

700 toneladas de residuos nucleares han sido transportadas desde Inglaterra a Alemania, y la población alemana no muestra una gran satisfacción al respecto.

Un evento realmente significativo ha tenido lugar en las costas alemanas. El barco especializado en el transporte de desechos nucleares, conocido como Pacific Grebe, ha llegado al puerto de Nordenham, situado en la parte noroeste de Alemania, luego de haber trasladado desechos altamente radiactivos provenientes del Reino Unido. Su llegada fue recibida con una combinación de respuestas: por un lado, los activistas antinucleares se manifestaron enérgicamente contra el transporte, mientras que, por otro lado, se implementó un fuerte dispositivo policial para controlar la situación.

Un proceso polémico. El barco transportaba un total de siete contenedores Castor, cada uno con una longitud de cuatro metros y un peso superior a 100 toneladas. En conjunto, el envío representó más de 700 toneladas de desechos nucleares, lo que intensifica la controversia en torno a la gestión de residuos nucleares en el país.

Estos materiales son desechos de alto nivel (HLW) que han pasado por un riguroso proceso de vitrificación. En este proceso, los desechos son mezclados con silicatos líquidos y contenidos en cilindros de acero inoxidable, los cuales son sellados tras adquirir un comportamiento similar al del vidrio. Posteriormente, estos cilindros son colocados dentro de robustos recipientes de hierro fundido, elaborados para ofrecer una gran resistencia frente a la radiación.

Desechos de origen alemán. Estos residuos provienen del reprocesamiento de combustible nuclear que fue empleado en las antiguas plantas nucleares alemanas, que durante años enviaron sus desechos a instalaciones en el Reino Unido, como Sellafield, así como a plantas en Francia, hasta el año 2005.

A pesar de que Alemania cerró su último reactor nuclear en 2023, existe una obligación contractual que le exige reclamar estos residuos. Este es el segundo de tres envíos programados por Sellafield para completar el regreso de los desechos nucleares alemanes. El primero se llevó a cabo en 2020 y los materiales fueron depositados en Bibliis. Se espera que los envíos procedentes de Francia se completen en noviembre de 2024.

Una vez desembarcados en Nordenham, los contenedores se trasladan mediante grúas a un tren especial. Antes de proceder a su entrega en el sitio de almacenamiento, se realizan mediciones para asegurar que los niveles de radiación estén dentro de los límites legales permitidos. Este tren llevará los residuos hasta un centro de almacenamiento intermedio ubicado en Nardereraichbach, en Baviera, cercano a la antigua planta de energía nuclear ISAR. La ruta exacta que seguirán se mantiene en secreto por razones de seguridad.

Motivos de las protestas. La llegada de estos nuevos residuos ha reavivado un viejo debate y la oposición al uso de la energía nuclear en Alemania. Los grupos como transmisión («STIMMADA») y Castor se detienen («Stop the Castor») han tomado la delantera en las manifestaciones. Argumentan que cada movimiento de estos materiales «conlleva un gran riesgo», y critican que los residuos son trasladados a instalaciones temporales en vez de aguardar el desarrollo de un cementerio geológico profundo adecuado para su almacenamiento seguro.

“Moverlos ahora solo significa” decir que simplemente estás retrasando el problema sin resolverlo”, expresan los manifestantes, quienes demandan que los residuos solo se transporten hacia su destino final una sola vez. Se anticipa que habrá más protestas a lo largo de la ruta, en ciudades como Bremen y Göttingen, y se ha implementado un fuerte despliegue policial para vigilar estos traslados.

Retos temporales. Alemania se enfrenta a la difícil tarea de gestionar aproximadamente 27,000 metros cúbicos de desechos que se han acumulado durante 60 años de generación de energía nuclear. Actualmente, estos materiales están almacenados en 16 instalaciones temporales esparcidas por todo el país.

La búsqueda de un lugar de almacenamiento geológico profundo para sepultar estos desechos está en marcha, aunque, como ha demostrado el ejemplo de Finlandia, es un proceso largo y complicado que solo se ha realizado exitosamente en algunos países, aquellos que han decidido cerrar sus centrales nucleares, como Alemania y España.

Un compromiso a largo plazo. Alemania, al aceptar el regreso de sus propios desechos nucleares, está cumpliendo con sus obligaciones internacionales acordadas con el Reino Unido y Francia. Sin embargo, cada programa de devolución reabre la herida de un problema aún no resuelto: la falta de un hogar permanente y seguro para el legado de su era nuclear, lo que provoca disconformidad y protestas entre segmentos de la población.

Imagen | Descargue un contenedor de ricino en 2001 Dennis140 (CC-by-SA)

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